Con influencias lejanas del órgano de Procol Harum y recitado inicial en plan suplicante y plañidero nace “I love Anna”, un tema tórrido y de retorcido barroquismo en el que uno acaba por agradecer el final, importándole un pito si Ana regresa o no con el compungido cantante que se desgañita en los últimos compases.
“Loving for the night” supone una incursion en el soul con aparataje de vientos y Santiago ejerciendo de cantante negro con palabras en inglés. Recuerda bastante a alguna de las primeras creaciones de Canarios. Mejora, desde luego, la endeble pista A, sin tampoco ser ninguna maravilla.