Realmente preciosa la edición de este “Humos y Espejos” (Elefant, 2008) a modo de teatrito que nos descubre su escenario al abrirlo. Y, a pesar de adoptar una estética propia del art nouveau, la música no pierde las señas de identidad de La Monja Enana, aunque, por supuesto, algo más evolucionada. Porque, seamos honestos, La Monja Enana siempre sonaron a lo que sonaban todos los grupos de la escena, pero con sus particulares letras. Aquí todo está más elaborado, lo cual también puede resultar contraproducente si se esperaba algo más fresco e inmediato, a pesar de que eso es un apriorismo.
Musicalmente, muchas de las canciones se acercan al electro imperante de la época, con sonidos más fríos y duros, a su vez que se profundiza más en el arreglo de las canciones, cosa que ya empezaba a ser necesaria. Las letras -como indicaban en su promoción, llenas de referentes literarios, algunas obvias como «Café Kafka» y otras algo menos, como «Vida normal«, pero también otras interesantes como «Héroes del pasado» sobre las viejas glorias musicales y su explotación en la industria musical, junto a la versión de «I’m a little dinosaur» que cierra el álbum- combinan las que se mueven entre el desparpajo adolescente de antes y otras con un enfoque más adulto y serio.
Esto origina la sensación de que “Humos y Espejos” se encuentra en medio de una encrucijada de la que La Monja Enana podrían salir con un trabajo excepcionalmente personal y diferente, pero con el ritmo que llevan, eso igual no ocurre en años. Lo bueno del disco, además de ser indiscutiblemente bonito, es que invita a investigar todas las pistas que en él se dan, por lo que se disfruta a un nivel más allá del musical.