Triana triunfaba con trabajos como «Hijos del Agobio» (Gong-Movieplay, 1977) al que habían seguido otros grupos de rock andaluz. En Madrid, Burning, Asfalto, Leño y otros eran la punta de lanza del rock urbano y en Cataluña solo la Companyia Elèctrica Dharma e Iceberg aguantaban a duras penas su propuesta sinfónico-progresiva. ¿Y Lone Star? Los viejos gladiadores del rock impelían a su carrera la enésima modificación con este «Horizonte» (Phonic, 1977) en el que intentaban sintetizar y llevar a su terreno la fusión de estos estilos triunfantes, con especial inclinación hacia ese rock urbano madrileño, que tanto debía a los viejos discos de Lone Star, que de alguna manera se reciclaban a sí mismos.
Este disco supone una madurez conceptual, aunque carece de temas realmente atractivos en lo comercial. Producido por Jordi Dancos, grabado en los estudios Gema 2 en los mismos días que en España se celebraban las primeras elecciones democráticas en casi medio siglo.
El LP está compuesto por ocho temas (uno repetido al principio y al final como instrumental) con letras de claro contenido socio-político que constituye una adhesión a la recién nacida libertad ideológica y de expresión. Instrumentaciones recargadas hasta el apocalipsis guitarrero, voz grave y un uso de los teclados como instrumento básico que hasta entonces no habíamos escuchado.
Al tratarse de temas prácticamente enlazados, se hace difícil elegir uno u otro como más representativos del álbum. Aunque bien habría podido ser otra elección distinta, me quedo con “El papel social” con suaves teclados y guitarra, que se marca un solo espeluznante en un momento dado, y una letra que arremete contra la hicpocresía y las falsas apariencias en la que la expectante sociedad española vive en ese momento.
La segunda elección es precisamente el tema que titula el LP. Un “Horizonte” cañero, a ritmo de marcha rock. Una letra de soflama y de levantamiento personal contra un mundo que era preciso derrumbar.
Los tres últimos aparecen enlazados, formando una especie de medley de más de trece minutos de duración con profusión de solos y con la repetición, esta vez como pieza instrumental, del tema con que se había iniciado el disco.