Tres tomates conforman la portada como eran tres, o eso creíamos en su momento, las componentes de Las Ketchup. Porque luego descubriríamos que en realidad eran cuatro, ya que Rocío Muñoz estaba embarazada durante la promoción de este álbum y no la pudimos ver hasta años más tarde. Tres también son precisamente las diferentes versiones del “Aserejé” que nos podemos encontrar en el álbum, a todas luces innecesarias ya que si alguien quiere escuchar el mismo tema repetidas veces de forma diferente se compra el single.
Dentro del estudio de grabación contaron con la ayuda de gente como Manuel Ruiz Queco (ejerciendo de productor y guitarrista de apoyo), Tino Di Geraldo (ex componente de Cómplices) a la batería, o el guitarrista de sesión Ludovico Vagnone. Y de allí salió una de las grabaciones más exitosas de la música española ya que este álbum vendió en todo el mundo doce millones de copias consiguiendo doce discos de platino, algo difícil de igualar. Aparte de los premios por cifras de ventas el disco también lograron acaparan algunos premios como el Billboard Latino al Mejor Álbum Pop o el premio MIDEM que entrega la Comisión Europea al disco que más copias ha vendido dentro de la Unión Europea excluido las del país de origen.
Respecto al disco como ya hemos dicho anteriormente nos podemos encontrar por triplicado con “Aserejé”, que si bien es la mejor canción del disco, por lo que si acabaste hasta el moño de ella abstente de experimentos, es totalmente innecesario su repetición con una versión hippy más insulsa que la normal, y una instrumental, la karaoke version, para que puedas canturrearla a gusto.
La pregunta que nos tenemos que hacer en este punto es si hay vida más allá del celebérrimo tema. Líricamente nos encontramos con temas dirigidos principalmente al público adolescente en el que hablan de fiestas nocturnas de fin de semana, amoríos juveniles, ligoteos y líos de faldas. En lo estrictamente musical “Hijas del Tomate” (Columbia, 2002) nos presenta un esfuerzo loable pero baldío por no sonar repetitivas, ya que sí agradecemos que no quisieran poner diez versiones del mismo tema con diferente nombre pero el disco claramente va de más a menos.
Después de iniciarse el disco con “Aserejé”, nos encontramos con “Kusha las payas”, tema animoso y festivo con un toque grequero que hace que destaque del resto y que junto a “Un de vez en cuando” nos hace concebir un poco de esperanza para el resto de la escucha. Pero la cosa se acaba aquí “Lánzame los trastos, baby”, donde las hermanas Muñoz se atreven a rapear sobre una base más reggae, es de lo peor del disco, un experimento atrevido pero fallido, y “Sevillanas pink”, canción lo que acaban esta primera parte, es un medio tiempo aflamencado que no acaba de levantar el vuelo y se queda a medias.
La segunda parte del álbum es inicia con “Krapuleo”, un intento de invadir las pistas de baile que se queda en eso en un intento, “Me persigue un chulo” que nos presenta a unas Ketchup a ritmo de ska que da bastante miedo y acaban con un poco de movimiento con “Tengo un novio tántriko” para cerrar con la versión instrumental del “Aserejé”. Hala a cantar todos “Aserejé ja de je de jebe tude jebere sebiunouba, majabi an de bugui an de buididipí”.