Grabado en otoño de 2020, el año fatídico de pandemia y confinamiento, en los Silver Recording studios de Bilbao bajo la asistencia de Martín Ladrón de Guevara (CápsulaAñade este contenido), el disco empieza con el corte que le da título. Dedicado a quienes están lejos de su hogar, por exilio o encierro tras los alambres de la prisión, y que sufren nostalgia de su tierra, «Herrimina», parece encontrar incluso la ambientación con la portada misma, que trae foto de un centro penitenciario.
Arrancan el disco precisamente con el tema que le da título. Tiene guitarras poderosas, con aires de rock duro, que de un modo u otro impregan la mayor parte del nuevo trabajo de los vascos. La presencia de dos guitarras es algo que Orreaga 778 aprovecha perfectamente para enroquecer su sonido.
Ese revestimiento de su música, el reforzamiento de las líneas más duras de su sonido son las que igualmente conforman los pilares de momentos como , por ejemplo, «Erronkarin».
Pero uno de los picos de mayor intensidad se encuentra en «Durendal», la canción que dedican a la espada de Roldán, sobrino de Carlomagno, de quien recibe el hierro que le acompañará hasta la derrota precisamente en Roncesvalles – Orreaga en el año 778. El estribillo entonando el nombre del arma legendaria es un ejemplo magnífico de la utilización que hace la banda del Oi! como herramienta de revisionismo histórico que no desaprovechan la ocasión para hacer un recorrido en el que cabe la mención de la calle madrileña en la que muere asesinado Carrero Blanco o al militar carlista Tomás de Zumalacarregui.
Recuperan «Azken ur tragoa», un tema que ya habían utilizado en el recopilatorio «Kaosa Euskal Herrian» (Tough Ain’t Enough / Zalduntxoen Biltzarra, 2020) y que vuelven a grabar para la ocasión. En esta nueva toma les sirve para preparar el final de la primera cara, que llega de la mano de «Lehen lerroko defentsa», un cántico en defensa de la lengua materna.
Probablemente sea con «Urtu» donde mayor intensidad logran. El tema arranca entre amenazante y enérgico posicionándose de la mano de unas guitarras cortantes y un estribillo que refrendan de manera autoritaria con los coros. Fundir el metal de las líneas ferroviarias para hacer balas. Un gran gran final.