Tras la demo inicial “La Invención del Cosmos” (2010), Roberto Casteleiro se vuelca tanto a nivel musical como narrativo, en dar forma a Koroiev. A nivel musical hablamos de composiciones que se caracterizan por la mezcla de música orquestal, folk, ambient, poesía, rock progresivo y electrónica. Instrumentos acústicos, sintes y su voz se unen para crear paisajes imaginarios cuyo componente más destacado es su fuerte carácter narrativo. Nos habla de un joven que penetra en el bosque y se encuentra con la noche, la naturaleza y lo remoto. Un contacto con el más allá que trae consigo un viaje inesperado.
“Sobre el componente narrativo, pienso que toda obra lo tiene. Aunque uno no lo pretenda, todo álbum establece su red de relaciones. Pero es cierto que todos mis discos están pensados como un todo, una construcción que corresponde a una sola metáfora. También es cierto que siempre he tenido predilección por escuchar discos conceptuales. Aunque tengo la seguridad de que un disco se convierte en conceptual por el mero hecho de decir que lo es. Esta metáfora en el caso de Koroiev era el viaje. El mítico relato occidental del viaje del héroe al que se refería Campbell en el ‘Héroe de las Mil Caras’. El monomito, que está multiplicado en multitud de novelas, series de animación, videojuegos con los que hemos convivido desde pequeños. La llamada a la aventura, el guardián del umbral, los retos, el abismo… eso estaba en ‘Hechos Tocantes al Joven Kostia Bogomov. Moradores del Otro Mundo’ (Autoproducido, 2013). O eso pensaba. El monomito tiene un retorno, el héroe trae de vuelta esas vivencias con “los otros”. Podemos decir que es un relato occidental con ciertos tintes colonizadores. Pero Bogomov no vuelve. Es un exiliado. Es otro tipo de viaje. No es un héroe. Es un viaje de ida al otro mundo, al inframundo, no hay regreso para contarlo. ¿Quién lo cuenta entonces? Koroiev hace de cronista. Es el narrador cuya identidad espero encontrar al final del relato, dentro de un par de discos más
El disco venía acompañado de un mapa de estética medieval, donde aparecían los lugares visitados por Bogomov. Cada tema era una fase del viaje. Un tejón y un gallo, centinela del umbral uno y guía del inframundo el otro, eran los protagonistas de los primeros temas. Un disco de tono muy fantástico, a modo de gran aventura como si de un cuento se tratase. Creo que aún tenía cosas pendientes con mi yo niño cuando hice este disco. Es un disco ampuloso y extraño”.
Nos encontramos con desarrollos profundamente cinematógraficos y con espíritu de banda sonora de videojuego de fantasía. Sonidos evocadores con cadencia épica y redentora e incluso ecos synthwave y ambient. Todo ello queda de manifiesto en “El bosque errante. El tejón es centinela”. Las voces que pueblan canciones como “Las montañas del Olvido. Hermes, el gallo” generan cierta atmósfera dream pop que enseguida es salpicada por desarrollos folk, electrónicos y efectos de todo tipo.
Un trabajo compuesto por cinco cortes largos, alguno como “La Ciudad del Rey Jazmín” sobrepasa los 23 minutos.
Los discos de Koroiev son una auténtica experiencia sensorial, un viaje infinito e inclasificable cargado de emoción. Roberto consigue que nos sumerjamos por completo en la historia, que la imaginación se dispare y las imágenes también.