En «He Perdido los Zapatos» (Universal, 2006) no sólo se ha perdido el calzado, sino que lo que realmente se ha dejado de poseer es el amor, dibujando torbellinos en torno a la pérdida del mismo. En menuda me he metido.
Si el amor es uno de los sentimientos, por no decir el sentimiento, más fuerte, qué sucede cuando se pierde al objeto deseado. A esa persona que se convirtió en nuestro Apolo y que ya no volverá a pertenecernos nunca más. Que ya jamás nos mirará a los ojos, ni amanecerá a nuestro lado. Si el amor mueve montañas… el desamor puede romperlas. No hablemos entonces sobre lo que puede hacer con un mero, pequeño y quebradizo corazón.
“Si supieras cuánto tiempo gasto al día para no pensar en ti, cuánto daño hace tu sonrisa en mi cabeza”. Si supieras cuanto miedo da creer que no se puede seguir; si supieras la angustia que provoca cada amanecer, y cada anochecer, donde no existe más que silencio, donde sólo, tan sólo, se escuchan los pensamientos, donde sólo, tan sólo, se percibe la humedad salada que se ha convertido en perpetuo a nuestro alrededor. Si supieras…
Pues bien, Mai Meneses, aquella concursante de aspecto frágil e inocente que no duró ni medio asalto en ese artistanova que es Operación Triunfo, parece saberlo. Y por ello ha construidos bonitas canciones que dibujan círculos en torno a la emoción, a la ausencia, a ese maldito temblor provocado por no poder conocer qué será de nosotros, si seremos capaces de dejar de amar. Si nuestro músculo vital volverá a funcionar sin lesiones algún día. Mai, haciéndose hacer acompañar de Kim Fanlo, con quien dará forma a Nena Daconte, vuelve una y otra vez en torno a ese mismo mismo tema, pero haciéndolo desde una perspectiva ciertamente vital, alegre, sirviéndose de canciones suaves y sencillas que no parecen buscar la emoción herida.
Nena Daconte construye un coqueto disco para su debut, que rezumando dolor, cicatrices abiertas y melancolía se erige en torno a diez temas caracterizados por su brevedad y desnudez. Así es “He Perdido los Zapatos”, frágil, sincero, humilde. Apuntando ciertas maneras por salirse de ese pequeño reducto que podríamos llamar OT o 40 Principales, radiofórmula o X. Dejemos por una vez las burdas etiquetas. Un disco tierno que se deja escuchar y que dio en las narices a todos aquellos que se creen con derecho a decir lo que es válido y lo que no, lo que funciona y lo que no; cómo se ha de ser y cómo no. Pues por si aún no estaba claro… parece que se equivocaban.