Grabado en casa, en el estudio situado en la Sala Óxido de Guadalajara donde ensayan, con Óscar Montero al cargo de las cuestiones técnicas, The Veroñas harían uso en este trabajo de debut de algunos elementos que no tendrían más adelante. Así por ejemplo, el saxo de Bea, que en este caso contribuye a dotar de un aire juguetón y fantasmal a partes iguales, no volvería a estar presente después al certificarse la baja de la banda por maternidad.
Y el caso es que resulta casi fundamental para ese aire medio surf de «Good luck» con el que cierran el disco o de historia de monstruos de «Monstertrack» con el que lo abren.
Pero claro, para monstruosa, el relato de quien pasa de jugar con muñecas a salir de caza a por carne fresca, a cortar pelotas y llenarse de sangre de «Hard candy«. ¿L7 a ritmo de psychobilly de rednecks sureños a toda velocidad?
Para «Mr Macho» resulta ser casi el hilo conductor, que como si fuera Morphine, va llevando mucho del peso de una canción que es una bofetada para la condescendencia y paternalismo sofocante mal entendido del macho.
Otro as en la manga es el entrecruzamiento de voces poderosas, las de Isa y Mady, sus dos vocalistas que en momentos como «No dancing» hacen verdaderas maravillas. Probablemente el tema con mayor capacidad de atrape de todos.
Ambiente de rock americano denso y correoso que se pone en seguida al servicio de la palabra y el mensaje en el resto de temas.
Otro de los capítulos sobresalientes es el del diseño gráfico de Adela, su bajista, para la portada. Un acierto.