Disco, realmente sin título específico y que terminaría por identificarse con el de la primera canción, con el que Apurtu regresaban a la actividad después de un parón en 2002, unos cuantos años después. La vuelta vendría motivada por la paulatina frenada en uno de los proyectos en paralelo, Defecto Humano, de Aitor, verdadero motor del grupo. La incorporación de temas de Apurtu al repertorio en los ensayos lleva a reflotar la banda con una actuación en directo en marzo de 2008 y posteriormente la grabación de un nuevo disco. Invitados para grabar un tema a incluir en un recopilatorio, los vascos quedan satisfechos del trabajo en los estudios Lezoti de Iñigo Campos en Oiartzun (Guipúzcoa) durante el mes de abril de 2009. Tanto, que no dudan en repetir, con la vista puesta en un trabajo más extenso.
La banda pone a punto para la ocasión material nuevo y temas recuperados del pasado y que vuelven a registrar para la ocasión. Coexisten así canciones de lo más variopinto, cantados por ejemplo en castellano (algo en lo que no se prodigaron en exceso en sus discos), euskera en su mayor parte, uno en ruso y otro en búlgaro. La conexión con Bulgaria, que le viene a Aitor de largo, desde que visitara aquel país movido por la curiosidad de conocer a alguna de las bandas punk de allí, queda certificada asimismo por la coedición con el sello Aon.
Tienen Apurtu una decidida vena combativa que les lleva a arremeter con toda la virulencia del género contra un sinfín de cosas. Ejemplo claro es «Apurtu«, jugando con una posible referencia al mismo grupo y las ganas de romper contra Estado, sociedad, política, represión… Comienza con maneras de rock duro para irse acelerando.
Reacción en las calles en protesta por la muerte de un joven a manos de la policía es el argumento de «Alex«, que no es precisamente una de las más duras musicalmente. Para ello habría quizás que referirse a «Pena kapital» (donde suenan casi a los Decibelios de «Exploited klimbers«), las rabiosa «Klik«, «Kakati» (de las mejores) o «Animales» donde arrancan como el «Warhead» de UK Subs.
Y es que probablemente Apurtu exploran sobre todo en esta entrega esa margen que coexiste entre rock urbano y el punk rock, esa vía transitada con enorme acierto por Barricada, por eso de poner un ejemplo. «Harat eta honat» tiene algo de esas guitarras con épica que tocaban los navarros, hablando en este caso de encuentros en el vagón del metro o el tren. «Ezereza» suena igualmente con un punto de amargura entrañable cortada a base de riffs de guitarra y coros duros, y constituye uno de los momentos más sobresalientes de un disco que se mueve entre varias tierras.
De igual manera, la faceta más onírica, introspectiva y reflexiva tiene cabida en las letras de «Harian» o «Hil arte«. Oscuros laberintos, amistad y sombras en soledad en un caso, oscuridad, miedo, muerte y locura en el otro, hablan a las claras de lo polifacético de Apurtu.
Llaman la atención los temas en búlgaro y ruso. La primera, «Panelen blok» es muy buena, música atronadora en bloques de piso con aires de rock macarra, casi glam. Es una versión del grupo Novi Tsvetya. «Mama anarhiya«, por su parte, es una versión tomada prestada del repertorio de los rusos Kino. Parece compuesta por Stiff Little Fingers en modo surrealista para narrar escena entre soldados y chicos. «Ximonen abestia«, por su parte, recuperado de «Isolatua» (Autoeditado, 2001) comienza con guitarras legendarias, como aquellas de los Clash, para irse haciendo cada vez más rocosa a medida que avanza.
Precisamente de bloques de pisos va precisamente la foto de la portada, que está tomada en Sofía en el barrio Studentzi Grad (La ciudad de los estudiantes). También corresponde a un concierto dado por la banda en la capital búlgara, la foto que cierra el libreto interior, mientras que el inodoro de la contra corresponde a un bar de Stara Zagora.
Más que interesante inmersión en el universo de una de las bandas más interesantes de todo eso que ocurre como en un segundo plano, lejos de los grandes escenarios, en el punk vasco más reciente.