Los de Toledo han reaccionado ante los cambios de formación con una nueva entrega en forma de LP. Tras los relevos a la guitarra, bajo y batería, y tras aprovechar el parón de actuaciones para preparar nuevo material, acudieron de nuevo a Circo Perroti para grabar. Se encerraron en la guarida de Jorge Explosion en octubre de 2013, repitiendo la experiencia de su anterior «¡¡Mil Puñaladas!!» (Soundflat, 2010).
Repetirían asimismo en la edición con Soundflat, fans declarados de sonidos como los que hacen Las Aspiradoras y, teniendo en cuenta los tiempos que corren, verdaderos mecenas de la fuga de cerebros de muchos de los grupos que facturan este tipo de revisiones canallas de los 60.
De alguna forma reinciden también en algunos de los parámetros de su entrega anterior: extremismos a la hora de envilecer estructuras beat-pop, de llenar de grasa lo que en manos de otros hubieran sido modosos retornos a décadas pasadas, garganta exigida hasta el límite de Chicho para cumplir con los cánones canallas del género….
Hasta en eso de confeccionar la que en principio pasaría por versión imposible se han mantenido fieles con respecto a lo mostrado en el largo anterior: Si entonces fue el «Sólo lo hago encima de mi moto» de Obús, en este caso tampoco escatiman esfuerzos por internarse en territorios diferentes al género y vampirizan, llevándose a su terreno la incursión en la rumba catalana: seleccionan «Caramelos» de Los Amaya.
Comienzan de manera insuperable, con «Atolón» y su posible guiño a los Fuzztones, al menos en la utilización de los teclados como sólo se hace en estas coordenadas de garage fuzz. Se van a Benidorm y aunque no tienen casa sí que llevan munición.
Tienen momentos bien intensos cuando tiñen de cierta oscuridad al «No derroches«, que suena psichobilly, a surf fantasmal o, ya en la cara B, el «Ovni«, donde hacen uso incluso de clavicordio para poner el adecuado ambiente marciano a la canción.
Siguen mostrándose selváticos y salvajes, incluso aunque salga el sol, amigos de hábitos poco saludables (escúchese la batería «Para ser guay«, «Tóxico» o «Salvaje» como muestra) y dedicando odio eterno a modernidades impostadas, como dicen «Para ser guay«, con sus guitarras sobresalientes que hasta parecen rebotar como muelles.
Es el «Paracetamol» la solución del veneno que atraviesa el cerebro, su medicina dominical. Tiene un algo de beat canónico, una componente que quizás hayan aumentado en la fórmula general.
Son muy buenas noticias, Las Aspiradoras siguen en forma.