Disueltos Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán y Cadillac, en 1987 Guzmán recibe la oferta de grabar un album en solitario por parte del productor mexicano Chucho Rincón, y que en un primer momento sólo se publicó allí. Un disco grabado en gran parte con secuenciadores y sonido muy tecnificado y que podemos considerar como un experimento, y que el mismo Guzmán con el paso del tiempo lo vé como desacertado, siendo considerado por sus seguidores como el punto más bajo de su extensa discografía. Basta ver que Guzmán no toca nunca en directo canciones de este disco.
El disco fue grabado en Eurosonic con el equipo habitual que colaboró con Cadillac (Juan Vinader y Alberto Pinto) e incluye pocas colaboraciones: Juan Cerro a la guitarra o Josemi Estebanez al teclado. Indiscutiblemente, el punto fuerte del disco es la voz, la de Guzmán esta como nunca y las armonías vocales son de lujo, donde aparte de los coros femeninos tenemos a Cánovas y Adolfo.
El disco está muy en la onda de los dos últimos de Cadillac (samplers, sinteizadores), pero incluso podriamos decir que al sonido se le dá una vuelta de tuerca (secuenciaciones). Es pura producción. Este trabajo es muy poco conocido y desde luego solo recomendado a los completistas de la obra de Guzmán.