Debutan Guadalupe Plata con un vinilo -muchos lo confunden con una maqueta por su absoluta independencia, pero es ya por sí mismo su álbum debut- casi perfecto. Cuidan perfectamente su imaginería y su temática, mientras las letras, apenas unos versos -y la mayoría en castellano- interpretados desquiciadamente, se convierten en certeros y directos disparos que ponen la guinda a una música perfectamente definida en intención y sonido.
Es este «Guadalupe Plata» (Subterránea, 2008) uno de esos discos que en su brevedad piden ser puestos una y otra vez; tarea fácil desde que en 2009 salió su versión en CD. Desde las pantanosas notas que abren «I’d rather be a devil» hasta el corte más puramente clásico que lo cierra, «O my way o my bei«, el 10» pasa por toda una serie de oscuras escenas que exudan calor y que nos queda a flor de piel. En lo alto de todas ellas, «Baby me vuelves loco«, que no necesita decir nada más para apostar por la pasión desenfrenada. Salvaje y necesario.