Estamos ante uno de los primeros discos de rock en gallego, un trabajo precursor cuyo sonido puede definirse como pre-bravú. Un disco en el que las gaitas acaparan gran parte del protagonismo y el costumbrismo planea por cada corte cargando el ambiente de los aires del terruño. De hecho son las gaitas las que le dan una gran personalidad a su sonido, influenciado claramente por el rock progresivo de la época.
Nos encontramos con cortes predominantemente instrumentales como el inicial, “Sombra na noite”, con cadencia fúnebre al que el sonido de las gaitas le da una gran solemnidad. Los aires nuevaoleros llegan con “Xente” y los progresivos con “¡Basta xa!”, denuncia descarada contra la contaminación del mar -“deixade de contaminar… deixade a ría en paz… ¡Basta xa!”-.
En “A illa” proponen una nueva realidad, una nueva tierra prometida rodeada de mar en la que el viento trae consigo el sonido de las gaitas y las estrellas iluminan los caminos.
“O trasno” y “O galiñeiro” ponen el ambiente festivo. De hecho esta última es el gran hit del disco, costumbrismo puro y duro que salvando el tiempo y la distancia conecta directamente con el “¡Qué jallo é!” de Heredeiros da Crus.
El rock progresivo inunda “Encontro coa realidade” y “Fusión”, el corte más oscuro del disco, nueve minutos de saudade sinfónica y solemne -“Sinto saudade de ti e do teu amor”-. Cierran con la instrumental “Tempo” a ritmo de gaita.
No es un disco imprescindible, tampoco llega a la altura de “NHU” (Zafiro / Novola, 1978), pero su valor radica en su carácter precursor y en un “do it yourself” más que meritorio.