Disco mediocre sin ambages ni mayores consideraciones. Juan Pardo nos muestra su cara más aburrida y sus letras menos inspiradas. Hubiera sido un buen momento para retirarse de la música en lor de multitud; sin embargo, vendrían muchos más discos igual de flojos, en su mayoría.
La única canción reseñable es ese delicioso “Abrazadito a la luna”, con la guitarra flamenca de Enrique de Melchor haciendo diabluras por los trastres como un contrapunto a la voz y la melodía de Juan. Solo ese original detalle puede salvar un tema y hasta engrandecerlo; sin embargo, solo una canción no sirve para justificar un LP anodino y, a ratos, tedioso.
Con música de fanfarria olímpica se desarrolla la canción que da título al disco, en la que tras una larga introducción instrumental plena de trompeteos y una guitarra revoltosa. Cuando llevamos dos minutos en ese plan, Juan se digna comenzar a cantar una letra crítica con niños bien pasados de años y una musica simplemente apropiada. En todo caso, una canción salvable dentro de la mediocridad general del álbum.