Bruce Grinn proviene de The Loopholes, banda de A Guarda (Pontevedra) que apostó por la crudeza y el minimalismo, por el el rock de raíces e intimista, sin distorsiones ni artificios. Folk rock del Delta del Miño que tras la edición de un interesante LP, “On the Spur of the Moment” (La Casa Taller / H-Records, 2015), se apaga. Es en ese momento cuando Bruce decide iniciar su proyecto en solitario.
Nos encontramos con un disco debut profundamente emocional. Con letras cargadas de sentimiento que tienen mucho de catárticas… “me gusta escribir sobre experiencias difíciles que he vivido, o las que han vivido otros a mi alrededor. Creo que la labor de un artista es transformar realidades en objetos de belleza con los que la gente pueda conectar a su manera. Me inspira saber que hay gente que pueda expresar sentimientos a través de mi música. Quiero que mi música haga bailar, llorar, animar, sonreír, excitar… de todo. Desde pequeño he tenido la necesidad de escribir letras y música sobre lo que estaba experimentando. No sabría no hacerlo porque es lo que me mantiene vivo, es lo que me ayuda a sobrellevar mi realidad”.
Un trabajo en el que hay grandes diferencias con su aventura anterior. El rock gana protagonismo. Un rock que se mueve entre la canción de autor y el intimismo que planea entre la melancolía, la épica y la rabia –“Kind of like”-. Nos encontramos con cortes emocionales con ecos de Mark Lanegan –“Under the wheel”- y un deje anglosajón permanente… “Es un disco con mucho bagaje emocional: rabia, melancolía, tristeza, etc. Se acumularon muchas cosas. Las influencias se van filtrando inconscientemente así como vas escribiendo, es inevitable y bonito. Las asimilas, las haces tuyas y dejas que estas te vayan llevando por un camino casi sin saber porqué o a hacia dónde se dirige. Yo diría que en este disco hay influencias que van del funk de James Brown al folk más ‘grassroot’ de Hank Williams. Sí, el rock gana protagonismo pero como todas las canciones fueron escritas con guitarra acústica la canción de autor siempre está presente”.
Los cortes más deudores de la aventura con The Loopholes, son los más folk, cortes como “Paper” o “Out of the wild” (esta recuerda sentimentalmente a Gram Parsons, en una clave más actual)… “Cuando llegué al estudio tenía unos catorce temas para grabar y fui escogiendo sobre la marcha, siempre con la idea de ir alternando estilos manteniendo la misma base. Sí tenía claro que quería hacer un disco potente y que mostrase varias de mis facetas como compositor. Creo que ‘Fustian Fumes’ es un disco para gente que tiene un amplio gusto musical. Quiero decir que a quien le gusta el rock clásico y no le gusta el folk o el country posiblemente no le vayan a gustar varios temas. Yo opino que un disco tiene que ser con un viaje a través de diferentes emociones, que requieren diferentes texturas. Que sea como una montaña rusa de emociones. Me gusta tener libertad para moverme entre ellas.
Es todo un honor oír que ‘Out of the wild’ te recuerda a Gram Parsons. Es debido al arreglo de guitarra ‘lap steel’ tan característico de él y del country. Tengo que confesar que no estaba muy seguro si usar ese arreglo o no. Es un tema que me gusta mucho como quedó al final. ‘Paper’ es un tema compuesto después de grabar la penúltima canción. Miguel de la Peña se empeñó en que lo grabara sin ningún tipo de arreglo, o sea, que lo grabase tal cual se lo había tocado porque creía que era importante que la gente oyese de donde vino este disco”.
Hay cortes como “Automatic” que miran directamente a los ojos al rock alternativo… “Es un tema que tenía bastante claro, aunque siempre la había tocado en acústico. Buscaba un sonido agresivo y sucio distintivo del rock de los 80 y 90 que tanto me ha marcado. Me siento muy cómodo en ese terreno y tenía muchas ganas de llevar algunos temas a ese terreno. Habrá más temas en esta línea en el próximo disco, seguro”.
Con respecto a la grabación afirma que “tenía un presupuesto muy bajo así que la grabación fue rápida y algo atípica. Miguel de la Peña (Baixo Miño Estudios) me ayudó mucho con los arreglos y a pre-producir los temas. Nos entendimos muy bien desde el principio y eso hizo posible que el disco saliese adelante. Al no disponer de banda la pre-producción fue lo que más tiempo nos llevó, ya que tuvimos que arreglar los temas para grabar unas demos que pudiesen escuchar los músicos que iban a participar en la grabación. Hubo temas que cambiaron mucho, tanto que tuve que reescribir muchas letras y melodías, incluso días antes de entrar a grabar. Fui al estudio, hice un par de tomas y así fue como quedaron. Hay muchas cosillas que fuimos improvisando así como íbamos grabando. En retrospectiva, creo que le ha aportado frescura, a sacrificio del perfeccionismo. La grabación de los temas fue muy rápida, en cuatro o cinco días grabamos todo lo principal. La verdad es que disfruté mucho haciendo este disco pero de cara al próximo disco me gustaría tener más tiempo para grabar. ¡Si el presupuesto lo permite!”.
Un disco altamente recomendable con pequeñas joyas directas y punzantes como “Kind of like” o “Under the Wheel” que nos hacen volver a él en repetidas ocasiones.