Si el anterior LP no contenía ningún tema propio, en éste todos vienen compuestos por Manel Camp, convertido ya en el líder de la banda. En estas tareas compositivas, algunos temas aparecen firmados también por su hermano Jordi, bajista del grupo. Todo queda en casa.
Las diferencias con el trabajo anterior son palpables ya desde el primer tema que es cantado en unísono por los miembros del grupo y que supone un intento escasamente conseguido de entroncar con el rock progresivo más comercial. Otro cambio apreciable es que Manel usa mucho más los sintetizadores primitivos y otros teclados afines que su piano acústico. Temas más largos y con tendencia al vuelo libre de los solistas, menos atados a la melodía primigenia que en el disco anterior. La estructura ya no es la clásica de variaciones sobre un tema, sino que adoptan, sobre todo en los diez minutos de “Concerto grosso” la forma suiteen la que unos temas melódicos suceden a otros con largos puentes instrumentales en medio con la batería de Santi adoptando en ocasiones papeles solistas. Una música a la que no resulta fácil seguir el hilo y que en alguna ocasión cae en el defecto estilístico del virtuosismo inútil.
Un disco muy elaborado que abandona un tanto los presupuestos sinfónicos para adaptarse a lo que de forma muy genérica se bautizó como música progresiva.
Existen ciertamente momentos memorables en el LP como el magnífico solo de órgano de Manel en “Tritons”, una muestra impecable de lo buenos músicos que eran los cuatro y cómo puede desarrollarse un tema aparentemente complejo sin perderse en vericuetos. En esta misma pieza, hacia el final, hay que destacar también los devaneos juguetones de la guitarra y los teclados elaborando una grácil música de corte camerístico.
Otro detalle que no hay que perderse es el papel de la batería y la percusión en “Diálogos” en la que Santi Arisa se erige como un gigante de su instrumento y lo pone a la cabeza del grupo. Un tema que resulta ciertamente hipnótico al oyente y que cuesta trabajo creer que por estos lares hace casi cuarenta años se fabricaran estas cosas. Aquí el grupo vuelve a cantar o vocear sus mensajes y uno piensa que si hubieran mantenido la boca cerrada, no habríamos perdido demasiado.
El “Concerto grosso” avanza por su contenido y duración lo que sería el siguiente trabajo del grupo. Tiene tres partes bien diferenciadas. En una primera, la guitarra y la sección rítmica montan un aire movido con un cierto swing. En la segunda parte, predomina el rock guitarrero con largos paseos por el mástil y la tercera y más extensa parte está formada por una paleta en la que caben casi todos los colores: canción intimista, gregoriano, melodías ornamentadas en plan barroco. Al final, de forma natural, las aguas volverán a su cauce para retomar el primer tema con mayor carga instrumental.
En mi modesta opinión, lo mejor que hizo Fusioon en toda su trayectoria y un LP muy recomendable para todos los que presumen de fino paladar musical.