Este sencillo fue el intento más serio de subirse de nuevo al tren de la música comercial española en la etapa Belter. Un aire tropical y una letra que pasa revista a toda la frutería. Sonido más o menos salsero incluido el jolgorio festivo y la trompeta colorista. Buen alarde vocal y tonal de Agustín y, desde un punto de vista estrictamente festivo, un tema más que recomendable. Se escuchó en las emisoras, apareció en la televisión; sin embargo, las ventas se resistieron, aunque, ya digo, fue el punto culminante de Los Diablos en el sello Belter y de hecho dio pie a un LP homónimo.
Para la cara B una balada tontorrona con un estribillo correcta y una línea melódica prácticamente plana.