«El reloj de la suerte marca la profecía, deseo angustia sangre y desamor; mi vida llena y mi alma vacía, yo soy el público y el único actor«.
«Grito los nombres pero nadie responde, perdí el camino de vuelta al hogar; se que estoy yendo pero no se hacia dónde, busco el principio y solo encuentro el final«.
«Termina el sueño, suena el disparo, soy el delirio soy la confusión; soy solo un verso que está equivocado, mientras la muerte deja caer el telón. Las olas rompen el castillo de arena, la ceremonia de la desolación, soy un extraño en el paraíso, soy el juguete de la desilusión, estoy ardiendo y siento, frío, frío«.
Tres frases, tres estados perturbadores, tres búsquedas y tres hallazgos; después un cartel luminoso, una definición de derrota, el mar troceando las olas, las olas fundiendo la arena, hay fuego, hay muerte pero siento frío, estoy vivo, aún vivo… Poética visceral, un himno, una aberración, una heroína y una inudación de pérdidas sin solución. Asúa araña las cuerdas, las hace tropezar, las estrangula; mientras Díez crea castillos de arena con los platos y platillos, quiere ser solemne pero en el estribillo tropieza, es humano, jodidamente humano, quiere escuchar, dejar espacio suficiente par sentir ese dolor. Tena es perfecto, es su historia, su maldición, le pertenece, hay indefensión pero hay valor en su voz agrietada.
Andy Hamilton toma relevo al saxo con un llanto -¡ay!-, un llanto lorquiano mientra Manolo se difumina, se diluye, se asemeja una sirena, a un sollozo entre las lágrimas, entre la lluvia. Esta canción merece mucho más que una nevada o un guiño hipócrita, esta canción es atemporal, atraviesa contextos y geografías y derrocha una pasión herida de muerte: que la victoria no es proporcional al esfuerzo, a la verdad sufrida, candente; que la victoria es caprichosa y cruel, que la verdadera victoria, al fin y al cabo, empieza y termina en uno mismo, en sus modos y metas y con «Frío» lo lograron infinitamente.
Aunque «Cansado de esperarte» es un tema excelente no acaba de pegar con ese «Frío» que nos ha dejado empapados, atónitos; en realidad nada casa con «Frío» sino más «Frío«. Yo habría hecho una parte instrumental en la cara B o lo hubiera alargado retomándola, desquiciándola… pero ahí lo tenemos y no viene mal, sirva pues para descongestionar el entumecimiento. Este tema, a diferencia del anterior, es más emotivo, de expresión más directa, más sentimental. Con su eco caribbeans es buena anfetamina para el despecho, un modo romántico y a la vez juguetón de no desesperar.