El sencillo del huevo, como lo llamaría el grupo por su portada, el diseño de 3501. Debut de Fabuloso Combo Espectro, para lo cual eligieron el sello de la mosca, el de Nicolás (Capitán Entresijos), Producciones Esporádicas. Las canciones de este disco se grabaron en los estudios Tigruss de Gandía (Valencia) en la Semana Santa de 2008.
Atractiva carpeta de cartón grueso que es necesario sacar de la bolsa de plástico en la que viene, y desplegarla para sacar el vinilo. Así se aprecian mejor por otro lado los detalles del diseño para las letras e información del trabajo.
Tiene la cara A tres temas, que hay que escuchar a 33 r.p.m; sin embargo los dos de la segunda cara giran a 45. Todos ellos dan buena muestra de lo desquiciante de la propuesta del grupo.
Se combinan contundencias oscuridades, las de «Don’t waste my time«, el tema que abre el sencillo y que está cantado en inglés, con indicaciones de lo que se podría llamar cacharrismo. El de la instrumental «Lomo de bolsillo«, que era una canción de Mandíbula / Dentadura, combo primigenio de Raúl que cambiaba caprichosamente de nombre, o de «Conocidos de segunda«, con el que se termina el disco. De esta última me parece encontrar parte de la juguetería musical que despachaban tiempo atrás Patrullero Mancuso. Cuando se lo dijimos al grupo, nos desviaron a otros posibles gustos o influencias, pero detalles tanto como la huida de estribillos o indicaciones similares cercanas a parámetros convencionales, como la aparente manera infantil de hacer sonar los instrumentos, me hicieron pensar en los de Villaviciosa de Odón.
La ya mencionada «Don’t waste my time» destaca por su agresividad y sus tonos siniestros. En trabajos posteriores explorarán alguna referencia más a este tipo de atmósferas, y el caso es que siempre que lo hacen, consiguen grandes canciones.
«Ruido de huesos» no está nada mal tampoco. Se muestra igualmente oscura y el apremio y opresión que parece acogotarte tiene su correspondiente reflejo en las claustrofóbicas atmósferas que le confirieron en el vídeo que hicieron para la canción. Sin pretender establecer conexiones inapelables, el caso es que la temática ósea y ese cierto oscurantismo retrotraen a los gustos de El Desvän del Macho.
No duda el grupo en reconocer cierta debilidad en el asunto de las letras, y quizás uno pudiera ver algún resquicio de verdad en este ejercicio de autocrítica en momentos del disco; en «Grupi«, por ejemplo, para la que el final al más puro estilo Bruja Avería: «Si las putas son felices y las madres son perdices / Malthus tenía razón, se acerca la destrucción«, no termina de remontar el aparente sinsentido del resto del tema. Por las mismas, «Conocidos de segunda» plantea de forma muy ingeniosa el tedio de las conversaciones no deseadas. Vale perfectamente de contraejemplo para todo el debate anterior.
Un disco intrigante, que llega a relumbrar con sucesivas escuchas.