Si su anterior álbum, “Enamorado de la Vida” (Hispavox, 1983), lo repartíamos a partes iguales entre él y Manolo Alejandro. En éste, ese mismo reparto, hay que hacerlo con José Luis Perales autor de todas las canciones. También los arreglos cambian de nombre, aunque no de estilo. Ahora el encargado de ese menester será Danilo Vaona.
A estas alturas, Raphael dominaba la balada como nadie, dotándola de ese dramatismo, que con una simple inflexión de voz convertía la letra en desdén, rabia, ironía, adoración o cualquier otro color de su amplia paleta sentimental.
El problema residía en que la capacidad de sorpresa en los discos del cantante era muy limitada y los compradores de sus discos sabían de antemano qué iban a encontrar. Por eso, no es de extrañar que en los 80 sus mayores ventas residieran más en los recopilatorios que en las novedades.
Un disco de baladas teatrales grabado mayoritariamente en estudio, pero que también incluye una pieza tomada en directo, “Qué me importa”. Otra novedad viene de la mano de su personal interpretación de “Y cómo es él”, con la que Perales, su autor, había conseguido su mayor éxito como cantante dos años antes. Raphael cambia la aceptación resignada de la versión original por una auténtica bronca dirigida a la protagonista de la canción.
Otros temas remarcables son “Y fuimos dos”, que encabezó también un single; o “Frente al espejo”, a la que en escena la convertía en un auténtico monólogo digno del mejor actor con rotura incluida del susodicho.
Aunque es un LP más que correcto y bastante mejor que el otro firmado por composiciones del mismo autor, se evidencia un cierto agotamiento de la fórmula magistral de este sabio alquimista de la canción española.