Cantaba Lou Reed en «Magic & Loss» aquello de «hay un poco de magia en todo / y luego algo de pérdida para igualar las cosas«. Chicharrón dan una vuelta a la premisa y consiguen con este disco que la tristeza y el dolor que trae la pérdida, se transformen en magia.
Este disco nace de la pérdida, de la triste pérdida de Teresa la madre de Aberto M. Vecino (guitarra y voz). Se trata por tanto de un disco catártico, que tiene mucho de exorcismo pop. Un ejercicio también de liberación como indica Alberto, «es música como consuelo, como esa especie de reserva de libertad necesaria. Pero también es música como memoria, para recordar en el sentido más bello de la palabra, el de volver a pasar por el corazón. Porque eses últimos momentos al lado de mi madre fueron muy duros pero, al mismo tiempo, fueron momentos en los que de alguna manera me sentí más cerca de la vida que nunca… Dudo si es el disco más importante de los que hice, pero sí es el más necesario de todos».
El disco surge a modo de diario. En esos últimos momentos Alberto comienza a escribir las canciones que aquí nos encontramos ordenadas de manera cronológica según fueron compuestas. «Canda devala«, el corte que cierra el disco, fue compuesto semanas después de la muerte de su madre. Es una canción que trae luz y esperanza.
Desde el principio Alberto tuvo claros los pasos a seguir. Quería grabarlo en el local de ensayo de la banda, reuniendo a esa pequeña familia que son Chicharrón. El lugar tiene un aspecto sentimental importante, ya que fue allí donde Alberto comenzó a tocar y a grabar, cuando aquello era todavía la academia de costura de su madre.
La guitarra acústico tenía claro que debía ser el instrumento principal, además emplea la que su madre le regaló cuando cumplió treinta y cinco años. A la guitarra se suma el acordeón de Rosalía Fernández Rial, el instrumento favorito de su madre. También están presentes Rubén Domínguez (Pantis / teclados farfisa), Mara Pérez (voces), Matias Unruh (Telephones Rouges, Gancho Sanches / arreglos de guitarra acústica y eléctrica, pianos y sintetizador) y Adrián Charlín (Garza / batería).
Ferror Records, su sello desde «Unha Fogueira Intacta» (Ferror Records, 2021) , se encarga de la edición en cassette. Eligen el cassette porque ese fue el formato de los físicos que tuvo Teresa. Una edición cuidada de 68 cassettes, el número de años de ella. El diseño corre a cargo de Raúl Mella, sobre una foto de Pablo Mella de la obra “Maternidade Mártir” de Francisco Remiseiro. Una imagen impactante que sirve de envoltorio perfecto para el disco.
El carácter poético es algo que desde siempre define las letras de Alberto y especialmente las de Chicharrón, pero en esta ocasión quizás alcanza su cima. Algo que percibimos ya desde ese inicial «Sinto que isto remata / que sigo como un xogador / nunha partida perdida / case desde que comezou / que xa fixen todo por última vez / sen nin sequera sabelo» («Somos o silencio da súa memoria loitando«). Hay momentos para el desgarro como en ese corte inicial que termina voz en grito, momentos de tregua ante la tormenta, y momentos realmente bellos como los que nos trae «As derrotadas seguen sendo as heroínas existenciais do noso tempo«… «A luz do matadoiro escorrégalle polas súas entrañas de leite e alcatrán cambiando o negror da asfixia na mañá dun deserto morrería se non dixese que te quero«.
«Pequenas vértebras partidas nun niño baldeiro» es desde ya un himno imperecedero… «só é un pesadelo / déixame entrar para espertarte / e xa verás como despois virá a paz«.
El disco es realmente intenso y Chicharrón consiguen que nos sumerjamos por completo en él. Que la emoción y las lágrimas nos sobrecojan mientras los pelos se ponen de punta y la calma llega al final. «Erosión» es uno de los réquiem en clave pop más intensos y emocionantes que se han entregado.