Diez años después de su primer larga duración, «Todo el Largo Verano de Vacaciones en Marmolinos» (La Fonográfica General, 2009), Todo el Largo Verano presentan este «Entre Anticiclones y Borrascas» (Ferror Records, 2019), su segundo LP.
Un trabajo que se presenta como un disco conceptual, con canciones como un enfrentamiento entre dualidades: amor-desamor, sol-lluvia… «Hablar de lo que me gusta, de lo que me hace sentir bien, me resulta más sencillo. El amor como tal es un concepto abstracto que, hables de lo que hables suena trascendente: una cerveza, una película… una persona. Inevitablemente hablas también de lo contrario, de lo que te hace sentir mal, de lo que no te gusta… Así que acabamos juntando una serie de canciones de amor y otras tantas de desamor. Aunque todas fueron concebidas de manera independiente, lo que hicimos fue agruparlas y secuenciarlas para que pudieran tener una lectura temporal a través de las diferentes fases que puede vivir una relación desde el enamoramiento inicial hasta que ya no quedara nada» explica Alberto Amigo.
Con respecto al tiempo pasado entre ambos larga duración comenta que «fue por circunstancias personales sobre todo, pero también musicales. Aunque ‘De Vacaciones en Marmolinos’ salió en 2009, en los dos años siguientes editamos otros trabajos más pequeños como la banda sonora del documental sobre la Editorial Bruguera o el EP ‘Nueva Declaración de Intenciones’. Después pasé una temporada en la banda Los Huéspedes Felices con quiénes edite un disco largo y dos EP. Tras ese período retomé el trabajo con Todo el Largo Verano, y empezamos a grabar las canciones que forman parte de este nuevo disco y de los EP del año pasado ‘Vámonos Juntos’ (Ferror Records, 2018) y ‘Una Tarde en el Campo’ (Ferror Records, 2019)«.
Un disco grabado con mimo y dedicación, «la mayor parte del disco lo grabamos en casa, como siempre, pero otras partes las fuimos a grabar por ahí. Los teclados por ejemplo los grabamos en el local del teclista, con el Leslie a toda pastilla. También nos empeñamos en grabar pianos de verdad, y el único de cola que conocemos es el municipal que hay en el teatro, así que previo permiso institucional, allá nos fuimos a grabarlo. Las cuerdas y trompetas las fuimos a grabar a casa de un amigo que tiene un galpón de piedra con una sonoridad muy chula. En total entre unas cosas y otras echamos algo más de dos años, pero no a tiempo completo claro, sino más bien a los ratillos que íbamos pudiendo sacar«.
Alberto sigue facturando canciones pop con espíritu atemporal y melodías efectivas y emocionales. Un pop con un sello muy personal que bebe de muchas fuentes, «muchas veces las maquetas previas de las canciones, cuando aún no tienen letra y mucho menos título, se llaman con nombres de grupos que nos gustan, porque nos recuerdan a ellos o porque pretendemos grabarlos buscando ese sonido o lo que sea. Por suerte no lo conseguimos y acaban sonando a otra cosa, que supongo que es el sonido que nos define. ELO, Queen, Maston, Turtles, fueron algunos de esos nombres en este disco. Nosotros siempre tenemos presentes a los Zombies, Beach Boys, Kinks, Beatles, Flaming Lips, Love, High Llamas… también a Los Brincos, Los Imposibles, La Costa Brava, La Buena Vida, Cooper, Quant, Faltriqueira…«.
Suena «El resplandor» y ya nos tienen comiendo de su mano. Una melodía dinámica y emocionante que nos remite a ese pop clásico que algún día nos robó el corazón. «Lunes» mantiene esos esquemas y aporta un gran componente de nostalgia, en gran medida debido a unos vientos realmente brillantes. Como se indica en «A tu lado«, conforme el disco va avanzando, el tiempo va cambiando. El anticiclón remite, y se anuncian borrascas.
«Si no estás» trae ecos de los Beach Boys, fundamentalmente a nivel vocal, y nos habla de la ausencia, del desencuentro… del desamor. Esa ausencia trae frío -«Hace frío«-, conflictos -«Viajando en círculos«- y recuerdos del pasado -«Aquellos días«-.