Ambiente gallego con pandereta y flauta preludia este tema de Rafael Beltrán que flritea con aires del folklore gallego y algunos tópicos regionales: el ribeiro, la gaita, el parque de Castrelos, etc. Un tema que se apunta a la moda galaica que en música hacía furor en las voces y canciones de Andres do Barro, María Ostiz, etc.
Para la B, Rachel canta una balada del mismo autor. Una carga de nostalgia bien interpretada y con unos arreglos orquestales regularcitos que desmerecen lo que podía haber sido una buena canción dentro del estilo melódico más tradicional.
En ambos temas, Rachel se asoma tímidamente al folk y demuestra una buena voz con tendencia al grito desmedido en los estribillos y muy bien matizada cuando baja el volumen.
Este sencillo significaba el regreso de Rachel tras tres años sin encontrar una discográfica decente. No funcionó mal del todo y el pope Waldo de los Ríos fijaría sus oídos en ella para próximas producciones.