Último de los cuatro LP que grabó José María Purón antes de abandonar la interpretación y dedicarse en exclusiva a la composición y más tarde al descubrimiento y producción de nuevos y no tan nuevos cantantes.
También es el único que incluye canciones firmadas por otros músicos. José María Guzmán firma “Sigue con él” y “Sin darme cuenta”. Pepe Robles hace lo propio en “Será mi soledad” y Eduardo Leyva pone música a “Solo tú”, además de ejercer como director musical y arreglista de la mayoría de los temas. Como colaboradores más significativos, citemos a Cadillac en los coros y a varios los mejores músicos de sesión que había en Madrid en esos años: Pepe Sánchez, Eduardo Gracia, etc.
Y todo ese despliegue para un producto de canciones melódicas tirando a mediocres, maqueadas con sintetizadores, efectistas solos de guitarra y percusiones variadas. Un lavado de cara para un compositor que se adentraba en el pop latino y que canta con menos convicción de nunca.
Letras de romanticismo baratito y músicas que uno tiene la sensación de haber escuchado cien veces a los grandes cantantes melódicos de la década anterior. Podemos salvar la crítica ligera de “Vivir, vivir” y poco más.
Si el anterior álbum era tremendamente desigual y alternaba canciones brillantes con otras flojas, éste es absolutamente plano, a pesar de las buenas prestaciones de los acompañantes. Se sacaron tres sencillos de él. Ganas de desperdiciar vinilo, pues ni a 33 rpm ni a 45 rpm giró hacia el éxito.