Portada de Oscar Mariné, grabación y producción de Eugenio Muñoz en los estudios Trak de Madrid. Se empleó una sección de vientos completa (saxo, trompeta y trombón), un violonchelo y la colaboración de dos sopranos. Colaboró el Maestro Reverendo (Paracelso) con piano, acordeón, y arreglos tanto de vientos como los coros femeninos.
Comienza el disco con una canción ambientada en las entregas de la saga de la película de “Mad Max” (George Miller, 1979), "Max, estás hecho una pena". Falsos temas de duración mínima sirven de excusa para separar canciones a lo largo de todo el disco.
La producción de “Ay, Dolores” es de dudosa efectividad, algo que desgraciadamente ocurre con otros muchos cortes. Coros, los de las dos sopranos, de lo más inesperado y desafortunado, cambios estilísticos excesivos en un mismo tema… la intensidad guitarrera queda muy diluida. Letra que conserva algo de la pegada de antaño para referirse a los problemas con la bebida de la susodicha Dolores.
“Devorao” tiene componentes de pregrabados, teclados que resultan desfasados incluso para la época. Ausencia casi completa de guitarras. El grupo parece estar perdiendo las señas de identidad que le habían llevado a lo más alto.
La crónica histórica del blues que hacen en “La historia del blues [Vol. 1]” probablemente no haga justicia al bagaje que sobre la materia, casi con total seguridad, posee el grupo. No pierden la ironía en las letras, eso sí.
“Camino de la cama”, entroncada quizás con “Casimiro”, es de lo mejor del disco. Letras sobresalientes, con estribillo pegadizo (“Camino de la cama es el mejor camino / Sólo estar durmiendo es mejor que estar dormido”).
Cuota con el rock pesado, al que ya hicieran varios guiños “Vamos muy bien” es una versión de Obús.
Producción orquestal inusitada para “Todo por la napia”. A pesar de ello hay que reconocer una muy buena letra.
“Esta vida es una mierda” conserva, o al menos lo pretende, la consideración de los interrogantes “serios” en la clave irreverente de siempre, que Siniestro Total ha hecho desde el principio de sus tiempos: “Oh, qué raro soy”, “¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos?” … Eso sí, la música hace casi irreconocibles a los gallegos, y se convierte en intrascendente, como “Dame comida”. Otro tanto le ocurre a “Paseando sobre el agua”, con el que se cierra el disco.
Sin tapujos, un disco incluso mediocre. La producción en general de muchas canciones es realmente desafortunada. Los coros femeninos no parecen casar nunca bien. Resulta descorazonador encontrar que los momentos que se salvan del disco, bastante descafeinados, están a años luz de los parámetros de rock e incluso punk que facturaron años atrás. Casi con total seguridad, el trabajo que descolgó del grupo a muchos de los seguidores de siempre. Para quienes no les conocieran por entonces, y que no echaran de menos los registros sonoros mencionados antes, el ingenio de las letras bastaría para sorprenderlos.
Para el grupo supuso la última grabación bajo la etiqueta de DRO, compañía con la que había trabajado desde sus comienzos en 1982.
La reedición del 2002 incluyó “La sociedad es la culpable” y “Somos Siniestro Total” (versión de AC/DC) originalmente en un sencillo de regalo que acompañaba al vinilo, las caras B de los sencillos “Camino de la Cama” (DRO, 1990) y “Devorao” (DRO, 1990): “Este rock and roll está desafinado” y “Honky Tonk men”, respectivamente. La lista de temas extra de dicha reedición se cerraba con “Taxi, conduzca por la sombra”, la canción que el grupo aportó a la recopilación “El Chico más Pálido de la Playa de Gros” (GASA, 1991), el homenaje a Poch.