Según propia confesión, en una de sus incursiones discográficas en el rastro , Víctor Coyote compra, por cincuenta pesetas, un disco de Lord Flea & His Calysonians, concretamente «Swinging Calypso» (Capitol, 1957). En una de sus canciones, el clásico «Monkey«, encuentra la delirante historia de un ciudadano de colonias que acude a Londres de viaje, y que se ve seguido a todas partes por un mono que se ha venido, no se sabe muy bien cómo, con él, y que le persigue e imita, sin que haya forma de darle esquinazo. La canción le parece muy buena (en mi opinión, con buen criterio), y decide hacer una adaptación, con su habitual mezcla de rockabilly, rumba y los ritmos caribeños, especialmente el calypso, del original, con un resultado realmente brillante, mejorando incluso el clásico.
Editada como maxisingle, se escuchó bastante en su día y terminó de despistar por completo a su público tradicional, la mayoría rockabillys, que se atusaban sus tupés sin entender nada de lo que estaba pasando. Aunque, en realidad, la mayoría comprendió y aceptó este cambio, pues «El mono» es una gran canción, aunque la versión del maxi se hace un poco larga. Mejora en la versión incluida en «Mujer y Sentimiento» (DRO / Tres Cipreses, 1985). En ese momento, lo natural era mirar, musicalmente, a Londres y a Nueva York , no al Caribe, como empezaban a hacer Los Coyotes. De todos modos, comparado con lo que vendría después, esto no es nada.
La cara B, «El grito del coyote«, es un instrumental de aires vaqueros y fronterizos que, en realidad, ni quita ni pone.