Enrique Bunbury ha llegado a afirmar que “Mar adentro” es la mejor canción que Héroes del Silencio ha grabado nunca. Quizá por eso, y sin poder ser de otra manera, encabeza su primer álbum, “El Mar no Cesa” (EMI, 1988), como una especie de estandarte (o mejor dicho en su caso, una punta de lanza). Efectivamente el tema define a la perfección las intenciones del grupo: pop-rock con reminiscencias oscuras (por el lado pop Echo and the Bunnymen o The Cure, y por el lado rock The Sisters of Mercy o Fields of the Nephelyn), actitud desafiante en las letras (pero no exenta de lirismo) y multitud de referencias y metáforas: el mar como sexo y el sexo como libertad.
Esa forma de cantar de Enrique de “comerse el mundo” (como les dijo una periodista de la época) y la inconfundible guitarra de Juan Valdivia, siempre en la justa medida de lo épico y lo íntimo (de nuevo pop y rock majándose a palos), definirían el sonido Héroes, a la que habría que añadir la batería intuitiva y enérgica (muy en sintonía con esa épica) de Pedro Andreu y el efectivo bajo de Joaquín Cardiel.
Es curioso escuchar “El Mar no Cesa” teniendo en cuenta en lo que el grupo se estaba convirtiendo a pasos agigantados ya desde la publicación de su maxi-single “Héroe de Leyenda” (EMI, 1987), y, sobre todo, lo que llegaría a ser. Nadie en España cantaba como Bunbury (con la excepción de Bambino y otros maestros del arrebato), quien imponía su voz y sus metáforas antes que la ironía y elegancia pop de otros artistas españoles de los 80 (el combo Berlanga-Canut, Jaime Urrutia…). Quizá por eso el grupo estaba componiendo himnos, más allá de su voluntad. Aunque un grupo llamado “Héroes del Silencio” posiblemente no aspirase a otra cosa.
Los temas del primer LP de Héroes no pueden evitar formar parte del cancionero de la “educación sentimental” a la que era tan aficionado Morrissey (habría que apuntar también la guitarra de Johnny Marr y el sonido de The Smiths como gran influencia en los primeros Héroes del Silencio). Pero si bien el divo del tupé es conocido porque en sus canciones todos nos vemos reflejados gracias a una exhibición de sentimientos fuera de serie, las letras de Héroes son más oscuras y enrevesadas, pero igualmente impactantes. Claro que necesitan cierta complicidad del oyente (algo parecido ocurre con las de Los Planetas, muy dadas a la pornografía emocional morriseyniana, pero que en la voz de J no son del gusto de cualquiera).
“Hace tiempo” (otro clásico del grupo) no obstante es bastante directa en lo que dice: “Hace tiempo que ya no te veo, quizás no te llamo porque no me atrevo. Hace tiempo que ya no te veo, ¿habremos cambiado?. Creemos que sí” (Bunbury, más realista y amargado en cuestiones afectivas, cambiará ese “creemos que” por un “sinceramente” en sus interpretaciones en directo de esta canción). También transita por esos caminos “Flor venenosa”, otro elemento clásico en su repertorio (aunque habría que preguntarle a un fan de Héroes del Silencio si hay alguna canción del grupo que no sea un clásico). Otros temas del disco inciden en el carácter “adolescente” e “ingenuo” de la época del combo (todo lo adolescente que podrían ser Héroes del Silencio), como por ejemplo la bonita "No más lágrimas", cuya letra está entre lo cursi y lo gótico: "No puedo dormir con esas lágrimas goteando encima de mí".
Curioso también es el sonido del disco. Héroes era un grupo de rock cuando la palabra indie apenas se empezaba a pronunciar en España. Tanto Pixies como Sonic Youth estaban muy lejos aún de la península y las guitarras se acoplaban sólo lo justo y necesario. Por eso casi sorprende el gusto marcadamente latino de “El Mar no Cesa”, sobre todo en los arpegios casi de calipso que ejecuta la guitarra de Juan. La cosa de todas formas no es para tanto ya que si The Cure habían apuntados dejes latinos en sus canciones, ¿cómo no lo iba a hacer un grupo español?.
Porque a Héroes siempre habrá que agradecerles (más allá de las filias y las fobias) su integridad en ese sentido.