Caxade sorprendió a todos con la frescura de “A Dança dos Moscas” (Discos da Máquina, 2013). Un disco renovador del folk armado con melodías que conseguían transportarnos a un universo paralelo perdido en el tiempo.
Su continuación mantiene esa frescura y colorido, esa acertada fusión entre folk y pop. Diez nuevas composiciones, entre ellas un poema de Séchu Sende –“E isto é o amor”- y la tradicional “O tojo prende” (María da Pontragha y Alonso Caxade), grabadas y mezcladas por Tomás Ageitos en el estudio A Ponte (Santiago de Compostela).
Se mantiene la esencia de su trabajo anterior pero nos encontramos con ciertas innovaciones. “O homen bala” llega con sintetizadores y un desarrollo de pop íntimo. Los sintetizadores planean también por cortes como “Mica Ronrom”, dándole a la primera parte del disco una cadencia más contemporánea que tradicional, o mejor deberíamos decir, que lo contemporáneo y lo tradicional se funden a la perfección, y esa es la gran virtud de Caxade, que logra sonar moderno y antiguo al mismo tiempo, que puede recordar a la vez a una orquesta de los años 50 y a Beirut o a Yann Tiersen.
“Nábia” es una pequeña joya cargada de sensibilidad, emoción y magia. Su melodía consigue transportarnos al margen del tiempo y la distancia… “Estavas aí, deixaches-te ver, és a auga que precisava beber, Nábia / Vem que estou à tua espera, no que precises serei estrela / A esperança no destino, o futuro o teu caminho, o futuro no camino”.
La homónima “E isto é o amor” es el single de adelanto del disco, una verbena al anochecer en la que la banda toca en el palco y las parejas bailan al calor de la música. La banda sonora perfecta para una película de Emir Kusturica.
También hay momento para la reivindicación de la cultura y la tierra gallega –“Independence Day”: Independece day, free to decided / Independence day, now it’s the time / Nom te identificas galleguiña cos que levam o E / Decide por ti mesma, se livre, nom fai mal e ninguem / Conquista o teu passado colhe força no que estás a ver / Tira o teu E e verás que bonito o mundo é / sem dever nada a ninguem”-, y para acordarse de los banqueros y los fantasmas del futuro –“Botín”-.
Un trabajo que consolida la figura de uno de los grandes renovadores del folk gallego.