Allá por el año 2007, Dionís y Toni Olivé, Carles Collazos, Xavi Julià y Joan Navarro, empiezan a pensar en la idea de reunirse para celebrar los treinta años desde el primer concierto del grupo. Así que se juntan todos los lunes para ensayar en el almacen que la Editorial Glénat tiene en la calle Tánger, en Barcelona. La cosa se retrasa un poco, y, finalmente, se convierte en celebración del trigesimoprimer aniversario, que tiene lugar el 2 de febrero de 2008 en la sala Monasterio de Barcelona. Para entonces ya no había nada que hacer: les había picado de nuevo el gusanillo y los lunes seguían acudiendo a la calle Tánger a ensayar nuevas canciones.
Finalmente se acaban decidiendo a entrar de nuevo a grabar un disco, en la pequeña discográfica Mitik, cantado íntegramente en catalán y con un título que hace referencia a esta vuelta y a estos ensayos, los lunes en Tánger.
De entrada, además de lo bien tocado y cantado que está -lo que no es sorpresa- llama la atención el excelente sonido, claro, nítido y potente, del que son principales culpables, al parecer, Aurelio Morata, propietario de la discográfica y técnico de estudio, y el productor Iá Cluá.
Las canciones, por su parte, suenan sin duda a Melodrama, sin que los años les hayan hecho perder la personalidad, pero algo diferentes, sin rastro de aquel sonido nuevaolero de sus anteriores grabaciones. Siguen teniendo, como siempre, una gran variedad de estilos. La influencia de The Kinks sigue ahí, pero suena más galáctico que nunca: más a rock catalán con toques de canción de autor, más al galáctico por excelencia: el gran Jaume Sisa quien, además, colabora en una de las canciones del disco, «En García«, una historia entre divertida y amarga (melodramática, si se permite el juego de palabras) sobre un esclavo del trabajo de la oficina y sus peripecias como último ser ¿humano?
Y es que, por el camino se pueden haber quedado muchas cosas, pero no el sentido del humor, tampoco la ironía. Desde el principio, se nota que los miembros del grupo se lo están pasando bien. Las canciones están tocadas (y cantadas) con un entusiasmo contagioso y, así, comienza de manera muy «dispersa» (muy Música Dispersa, quiero decir), para pasar a la palabra y contarnos que, efectivamente, el hábito no hace al monje, pasar a canciones tan buenas como «Sembla un día mes» o «La vida es sueño«; tan bien tocadas como las guitarras de «Esperant el diumenge» o «Ella no sap«, y recorriendo un abanico de estilos muy diverso: canciones más sesenteras y guatequeras («Un guateque sense tú«), otras más rockeras («Canviar-ho tot per res«, «Sempre t’ estaré esperant«) y algunas en un plan más lento, más cerca de la canción de autor, como «No es massa Tard«, «Estimat amic» o «Electricitat estática«.
No sé si será del todo cierto eso de que en la variedad está el gusto, pero este disco tiene mucho de estas dos cosas: variedad y, desde luego, buen gusto, por todas partes, en las melodías, en los coros, en las voces, en los arreglos…
Seguramente, «Dilluns a Tánger» (Mitik, 2010) no tendrá demasiada repercusión pero, para mí, este regreso de Melodrama merece, y mucho, la pena. ¿Que se va a quedar en uno de esos discos para el disfrute de cuatro gatos? Ojalá no sea así, pero si así fuera, no sé los otros tres, pero este gato que escribe se lo ha pasado muy, pero que muy bien. Y, con todo, seguro que no tan bien como se lo han pasado los músicos, pues eso es lo que se deduce de este disco, desde la primera a la última nota. Y eso que era lunes.