Auto Sacramental es parte de la nueva ola oscura: una mezcla entre synth popcatártico y desafiante, y post punk de corte experimental. Auto Sacramental es el proyecto de Jorge Mills, músico madrileño afincado en Galicia, con influencias que van del synth-pop al postpunk y letras cargadas de ironía y sátira política. Entregan su primer LP, un trabajo tan intenso como brillante que cuenta con las colaboraciones de Álvaro García de Biznaga, Ela ReaAñade este contenido, Adrián Bremner (VVV [Trippin’you]) y ElbaAñade este contenido.
“Estigma” es la canción más oscura de Auto Sacramental hasta la fecha. Una mezcla de postpunk, darkwave, guitarras shoegaze y rituales esotéricos de purificación. El regreso de Auto Sacramental se ha hecho esperar, pero la banda del angloespañol Jorge Mills (ahora afincando en Santiago de Compostela) vuelve con nueva formación y ha mudado el synth pop irónico de su debut, «Cuestión de Fe» (Miranda The Agency, 2021), por el postpunk más afilado, envuelto en guitarras distorsionadas y fríos sintetizadores.
“Estigma” fue el primer adelanto del LP. Nos habla de la ansiedad de sentirse constantemente observado y juzgado por los demás hasta alcanzar el punto de no retorno. Jugando, además, con el doble significado de la palabra estigma: una marca de esclavitud e infamia, o la marca de la salvación según la fe cristiana.
El tema viene acompañado de un vídeo de Colectivo Alison, conocidos por colaborar con VVV [Trippin’ You] o Ghouljaboy, e inspirado en La Pasión de Juana de Arco de Dreyer (1928). En él, el fuego y el cuarzo simbolizan la purificación que logra alcanzar la protagonista a través de un ritual esotérico en el extrarradio de la gran ciudad. Los testigos del ritual nos representan a los demás, la sociedad, que observamos como espectadores anónimos — como voyeurs en las tinieblas de la nube digital.
En “Estigma” confluyen el postpunk 2.0 de bandas como Somos La Herencia o Just Mustard, con referentes clásicos como los Cure del Pornography o Décima Víctima, mientras Auto Sacramental nos invita a no poner la otra mejilla, ni pedir perdón: “Un estigma no es la marca de la salvación”.
El segundo adelanto fue «Autopsia». En él, sobre un ritmo frenético y unos arreglos de teclado y guitarra entrelazados, la banda nos invita a experimentar las emociones conflictivas desde lo visceral, desafiando un análisis racional que puede ser demasiado frío y cortante: “Hazme una autopsia para ver que siento”. En este sentido, sigue la línea marcada por el single anterior, “Estigma”, de llevar lo político a lo personal, explorando las relaciones de poder que estructuran la sociedad desde la primera persona.
En “Autopsia” confluyen el postpunk y el shoegaze con el rock industrial de bandas como Nine Inch Nails, mientras Auto Sacramental nos invita a no abusar de ese poder que tenemos los unos sobre los otros: “Dime que esta vez no dolerá/ No hay nada que no puedas evitar”.
«Fuego & Cuarzo» es uno de los temas más intensos y evocadores del disco. Postpunk romántico + pop experimental, una canción sobre los cambios vitales — destrucción vs. creación — y la magia y simbología que los rodean. La canción es una colaboración de la banda con ELBA, construida a partir de un arpegio de sintetizador minimalista y sus coros de canto lírico. Sobre esta base se añaden paulatinamente ritmos marciales, guitarras afiladas, y armonías vocales hasta que la canción estalla en un cruce entre post-punk melancólico y neofolk pagano con reminiscencias a Joy Division, Kate Bush, Echo & The Bunnymen o los Swans de Jarboe.
“Fuego y cuarzo” va acompañada de un vídeo experimental del artista visual Wences Lamas, que también ha trabajado recientemente con Triángulo de Amor Bizarro o Pablo Und Destruktion. Empleando técnicas pioneras, el realizador compostelano mezcla la imagen real de los artistas con un mundo de fantasía oscura generado por IA que representa la lucha entre dos fuerzas cósmicas: el Eros y el Tánatos, la pulsión de vida vs. la pulsión de muerte. Y es que, dentro de toda oscuridad, siempre hay una luz, por pequeña que sea. O como reza el estribillo: “Hay una luz que nunca se apagará”, en un claro guiño al «There Is a Light that Never Goes Out» de los Smiths.
Otro tema destacado es «Máscara/Disociación» con Ela Rea. Un trallazo synthpunk sumergido en oscuridad electrónica, una canción sobre sobre las máscaras que nos ponemos cada día —por miedo a no encajar, por inercia— para ocultar nuestro verdadero «yo» ante los demás hasta que ya no sabemos quiénes somos: Disociados de la propia identidad, a merced de la que nos impongan otros.
Se trata de un featuring con la artista catalana de noise industrial Ela Rea construido sobre un riff de tecno amenazante que estalla en un estribillo coreable de ritmos synthpunk y sintetizadores distorsionados. Con influencias que va desde Swans y The Knife a La URSS, pasando por Cabaret Voltaire o Joy Division, “Máscara/Disociación” alterna estrofas repetitivas como un mantra (“puedo ver mi rostro ajeno como una ficción”) con estribillos melódicos cargados de angustia existencial: “años practicando, ocultas tu dolor para poder ser la persona adecuada”.
El single va acompañado de un vídeo realizado por el colectivo audiovisual ALISON que se inspira en el concepto de “máscara de cera” al que alude la letra: una copia fiel del rostro de una persona fallecida. Partiendo de la premisa de que nuestras máscaras digitales nos privan de nuestra identidad real —y con unas influencias visuales tomadas del filme de culto Possessor de Brandon Cronenberg— ALISON imaginan una rebelión existencialista contra un sistema inhumano en un futuro distópico demasiado cercano.
Un disco en el que no sobra ni falta nada. Intensidad, emoción, melodías arrebatadoras y angustia existencial marcada en cada surco del vinilo editado por Ferror Records. Una joya.