La vuelta a la normalidad de Guerrilla Urbana tras el confinamiento vino a través de un nuevo disco trabajado en los estudios Guamasa Estudios de Tenerife y posteriormente masterizado en Black Box Mastering de Sevilla .
Han optado en esta ocasión por un diseño con aires japoneses, los del samurai que se está abriendo la tripa con una catana en la portada y los de las letras y grafía de la contraportada, pero puestos a fijarse en elementos geográficos concretos, la banda canaria tiene claro dónde apuntar: al centro mismo de la Península, a Madrid y toda la política e historia que ha generado y al imperio castellano y su larga lista de atrocidades a lo largo de la historia. La crítica y el desprecio en estos términos empapade manera más o menos directa temas como «Ejecución pública», «Leyenda negra», «Me sangran las córneas» o «Misión nepote».
De la extrema derecha se encargan en el «Engendros» del comienzo, que marca además con su ritmo duro y correoso el tono general de mucha de la música que contiene el disco. Evitando una excesiva linealidad intercalan momentos de parón para hacer la canción amenazante e interesante. En «Memorial», sin embargo, abrazan sin medias tintas el aire de canto con pena, lento e intimista para con las víctimas del fascio.
Referencias épicas al pueblo mapuche, de vecinos indeseables y ejecuciones… Guerrilla Urbana tiene un amplio espectro sobre el que componer sus canciones. En el apartado musical llama la atención el cómo combinan distintos aires entre temas (falsean ragtimes en «Fucktime» o ambiente vaquero en «No te mueras muy temprano pa cagarte en el cajón»), cómo las guitarras aprovechan sus momentos en los que no hay letra («Memorial») o se prepara tras un comienzo lento la aceleración a base de acumular electricidad retroalimentada («Salmo chileno 23:4»).
Siguen con las pilas cargadas.