Adolfo Celdrán se saca una vieja espina, la de aquellas canciones que fueron censuradas total o parcialmente o prohibida su interpretación en cualquier acto público. Algunas ya habían sido publicadas y declaradas no radiables, pero la mayoría no habían visto la luz.
Por delante el auténtico himno de una generación de antifranquista, la canción por antonomasia de las manifestaciones universitarias, el tema popular de origen norteamericano “No nos moverán”, junto a tres poemas firmados por Nicolás Guillén: “La canción de vísperas” , “La diana” y “Me lo prometió Martí”, todas ellas de temática antimilitar. Cierra el capítulo de las prohibidísimas un tema del propio Celdrán, que formaba parte siempre que podía de sus directos: “Pueblo de España ponte a cantar”.
Entre las que ya antes habían sido publicadas, destacan dos canciones de su primer sencillo de 1969 y “Día de fiesta”, original del cantautor portugués Luis Cilia.
Un disco autoreivindicativo con el que Adolfo Celdrán ajusta cuentas a la historia. A una historia que le deprimió, le persiguió, le enmudeció en algunos momentos, pero nunca le calló.