El primer disco de Broke Lord es una grata sorpresa que gana con las escuchas y que nos deja un conjunto de canciones intensas que se mueven entre el post folk y el pop fantasmal cargado de oscuridad. Canciones en las que se percibe toda esa tradición rock que va de Nick Cave a Michael Gira pasando por la Velvet Underground o Beat Happening.
“La grabación fue una locura que tiene todas las papeletas para salir mal y sale de puta madre. A la contra jugaba que casi no habíamos ensayado juntos y que era un equipo de gente que no se había tratado, musicalmente, y que venía de rollos muy dispares entre sí y muy distintos al mío (Asier Maiah, de Viva BazookaAñade este contenido y Los Nitxos; Marco Serrato, de Orthodox y Hidden Forces TríoAñade este contenido; Noli Torres; Macky Chuca). Fue una especie de encuentro en la cumbre de la sima, a ver qué salía. A favor jugó que esa gente es muy buena, que sabe solucionar cosas sobre la marcha; que yo si tenía las cosas claras y que la química resultó muy natural. El estudio elegido, La Mina, en Sevilla, fue perfecto; nos dio calma, y allí estaba Raúl Pérez, que es un ángel y un profesional brutal, aportando paciencia, claridad y buenos consejos… y bueno, quizá también pasó que en algún momento toda esa gente se creyó que sí, que se podía hacer un gran disco con aquellos temas y aquellos mimbres. Para mí fue una especie de celebración. La celebración de que se pueden sacar cosas de la nada, con trabajo y un puñado de amigos bien dispuestos, y que esas cosas pueden ser buenas a cualquier nivel. ¿Querías DIY? Pues toma DIY” explica Luis Boullosa.
En el disco la muerte juega un papel principal, aunque muchas de las canciones son multidireccionales, dependiendo su sentido de la interpretación del oyente… “’Death of a Flower’ surge de la muerte de un ser cercano y de mis reflexiones sobre como creamos un discurso sobre la vida de cada cual, que nos permite decir cuando ya no está si fue buena o mala; es decir, de lo absurdo de las convenciones que usamos como defensa ante la muerte, ante la nada. Con ‘Life of Saints’ pasa igual. El detonante es un cuadro de un martirio que recuerdo que me impresionó de pequeño, y luego habla sobre la disparidad de caracteres en una relación, creo, pero las interpretaciones sin duda pueden ser muchas. El estribillo pop, cuando es bueno, es multidireccional: le habla a mucha gente y de maneras muy diversas; es casi personalizado para cada caso y al tiempo colectivo. Quizá inconscientemente colectivo. Ese es el triunfo, cuando sucede, y depende mucho de la elección de las palabras. Las palabras tienen cargas distintas, y más distintas aún según el contexto. Aunque por supuesto uno no piensa esto con esta claridad mientras compone y escribe. Acotar lo que quise decir exactamente sería absurdo. E imposible. En cuanto al disco completo, sin pretender ser conceptual, si tiene un sentido de crecimiento, caída y renacimiento, es decir, es un círculo, como el círculo del año, que cuando vives en el campo ves muy, muy claro. Lo que pasa es que el orden de las piezas ha sido alterado, con lo cual es más bien el puzzle de un círculo, para que cada cual se lo monte. El lugar (entendamos lugar en sentido muy amplio, desde la habitación propia hasta el paisaje, desde la familia hasta el clima) influye, inevitablemente, en todo lo que haces. Quien diga que no, miente o no lo ha entendido aún. Es un disco de observaciones, también. Un poco pintado del natural. Así que, viviendo en sociedad, es normal que ocasionalmente haya una crítica soterrada, pero es retrato, más que crítica. Cuando retrato los absurdos de la mediana edad a Broke Lord sobran modelos, empezando por sí mismo”.
La inicial “Through the garden” trae ecos post punk relajados de Joy Division y recuerdos a Death in June mientras que “Lost groom” y “Dogs, blooming” siguen una línea de sermón melancólico y lóbrego en clave Nick Cave. “Life of saints” es un corte puramente velvetiano fresco y directo, con un marcado estribillo pop. El desarrollo tiene una vena neoyorquina muy clara y una entonación que recuerda a Lou Reed. Un gran tema, profundamente aditivo.
“With us” es otro corte brillante, armado a base de estribillo pop efectivo, minimalismo instrumental, sombras post punk y antifolk. La homónima “Death of a flower” vuelve a traer ritmos velvetianos pero también ecos a de The Angels Of Light. Los juegos de voces de Luis y Macky Chuca en muchos momentos recuerdan a discos como el «How I Loved You» (Young God, 2001) del proyecto de Michael Gira.
Cierran los más de cinco minutos de “Chapel within”, un corte cargado de suavidad, poesía, redención y muerte.