No juzguemos un LP solo por la canción que le da título. Aquí hay temas –casi todas provenientes de clásicos del pop de los 40 y 50- de muchos quilates. Sobresale entre todos “Volver a empezar” de Cole Porter, pero también hay que citar una versión resultona del calipso “Isla del sol” que popularizó en los 50 Harry Belafonte o esa buena lectura de “Que nadie sepa mi sufrir”. De entre los temas poco conocidos, hay que pararse en “Y pensar”, una buena composición en la línea habitual de este cantante. Las apariencias engañan, y sin ser ninguna maravilla, este álbum tampoco es tan desastroso como su primera pista podía hacer presagiar.
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