Mostrar las cartas de una forma tan evidente puede ser tan ventajoso (nadie puede acusarte de no ir de frente) como perjudicial, porque se lo pones demasiado fácil a tus críticos y expones tus deficiencias de una manera demasiado cándida.
En este sencillo de cuatro canciones Guatafán no sólo no se esconden sino que van a pecho descubierto. Nombran grupos que consideran referentes como Helen Love en “Pink Punk Party” (no sé si conocerán que miembros de Meteosat montaron una fiesta con dicho nombre en El Círculo de Bellas Artes de Madrid relacionada con el Festimad -casi una década antes- en la que actuaron parte de la plana mayor del llamado tontipop de entonces), hablan de soles entrando por las ventanas, amores adolescentes, cucuruchos, burbujitas… o sea todos los tópicos imaginables que se puede asociar a un grupo de esta segunda ola de pop sencillito que se relacionaría con aquella de finales de los 90.
El gran problema con este sencillo de Guatafán (y en general con casi todo lo que relaciona al grupo: estética, vídeos, actitud escénica, declaraciones un tanto sonrojantes -como al ser preguntados si irían a Eurovisión, contestar la fémina: “Eso sería tan terrible como que Penélope Cruz ganara un Óscar.”. Ejem…) es que todo es tan de manual que uno podría pensar que es una excelente parodia, pero resulta ser una pobre realidad. Como si un grupo de imitadores de la maqueta de Meteosat, el primer single de Niza, unos Fresones Rebeldes sin mucho que decir, o una banda tributo de La Casa Azul se tratara, el resultado es bastante desangelado y sin rasgo de personalidad distinguible.
Hay que destacar el excelente sonido y producción a cargo de Carlos Soler (Damien Lott) que consigue de unas canciones que quieren sonar a referentes que molestan de lo obvio, reconducirlas hacia sonidos mucho más relacionados con los años 60 (como en la mejor del lote, “Calculo utilitarista”) que con el pop retrofuturista del siglo XXI Guille Milkyway, del que incluyen la versión que les lanzó a la fama de “Como un fan”. Bastante inferior a la original, por cierto, al desposeerla de cualquier alma y dejarla sólo en la cáscara.