Una orquestina chirriante envuelve la voz juvenil de Rosa María Lobo, por entonces conocida por Rosa Mar. Un EP anticuado incluso para su época. La cara A contiene dos canciones de fuerte componente melódico a ritmo de bolero. La cara B, como indican sus títulos está destinada a sendos homenajes geográficos. El primero a su tierra asturiana parece casi obligado, aunque su letra y música no escapan a los tópicos regionalistas. Menos justificable parece la segunda: “Brasilia mía”, una sofisticada samba apta para el meneo bailable y única alegría sonora tras tanto ritmo lento.
Dos cosas quedan patentes ya desde los más remotos inicios de esta intérprete. Por un lado, la pureza y buena dicción de su voz. La segunda, su querencia por los temas de corte hispanoamericano. Un gusto estilístico que alcanzaría su máxima expresión a partir de 1968 en los discos que grabó bajo el sobrenombre de Maya.
Este disco constituye una rareza inencontrable y ni siquiera forma parte de los catálogos discográficos más completos. Fue el segundo disco editado por el sello Audiens y fue el premio por haber vencido en el concurso organizado por Radio Oviedo, “Rumbo a la Gloria”.