Con producción y composición de Rafael Pérez Botija, fundador y ahora productor del grupo, sale este disco de aires folk y canciones ciertamente ñoñas. La primera es una marcha triste que cierra ventanas y guarda ausencias. La segunda es una invitación a la huida de la vida urbanita para centrarse en los tópicos campesinos de siempre: agua del río, luna clara, fuego del hogar…