Single de diseño según los cánones de su época. En la cara A, una canción de aires discotequeros, buen ritmo y un lujoso despliegue orquestal en largas intervenciones instrumentales. Para la cara B, una balada lánguida y poco exigente para la voz de una artista, que hacía sus primeras armas en estas lides.
Las reminiscencias en “Cuando tú me besas” del estilo con que Baccara barría las pistas dce baile europeas desde el año anterior se hacen bien patentes, pero Victoria no alcanza el punto de tórrida insinuación que caracterizaba al dúo con nombre de sofisticada rosa. Los cinco minutos de esta cara se hacen largos de verdad.
La cantante evidencia la falta de rodaje en este menester de la canción. Al fin y al cabo, ella carecía del necesario meritoriaje de actuaciones en directo y ensayos obsesivos de todo cantante neófito y eso se trasladaba a un cierto nerviosismo interpretativo y a una voz a la que no se sacaba todo su partido.