Tras el éxito del anterior disco se presenta un año más tarde “Cronophobia” (Snif, 1984) con Asfalto en la cresta de la ola, con los mismos componentes y con su misma discográfica. Lo graban en el invierno entre 1983 y 1984 y la producción corre a cargo de ellos mismos. Llenazo en todos sus conciertos y con Oñate al frente, la banda ha tomado una nueva dimensión. Suenan más heavy que nunca pero sin perder su personalidad. Asfalto siempre ha tenido ese sello propio e inconfundible que les diferenciaba del resto de bandas que triunfaban por entonces, Barón Rojo, Obús, Banzai y demás, alternando temas fuertes con otros más íntimos y comprometidos.
Salió como single “Nada, nadie, nunca”, única canción del grupo con un compositor a alguien ajeno al mismo y que se convirtió enseguida en un clásico, una potente canción que abría el álbum y que tenía en la otra cara “Desaparecido”, un tema que nos recuerda al estilo de Toto y con una letra de claro carácter político sobre los desaparecidos en cualquiera de las dictaduras que desgraciadamente había y sigue habiendo en este mundo. Buena música y buenas letras la cosa funciona. El otro single fue “Buffalo Vil”, con ese característico riff que trata sobre la desilusión al descubrir que ese héroe de la infancia era en realidad un autentico depredador del oeste americano. Completaba el single “Dinos que fue”, que no aparece en el LP y fue recogido posteriormente en el disco “Los Singles” (Snif, 1988).
Parece que dando origen al nombre del disco está “Contrarreloj”, compuesta por Guny y Miguel en la misma línea de calidad aunque con distintos autores. El resto tampoco desmerece en absoluto, especialmente “Es nuestro momento”, “Que siga el show”, la galáctica “El regreso” o “Secuestro legal”, sobre los abusos policiales, las tres compuestas en solitario por Julio. “Frente al espejo” es una preciosa balada al estilo Scorpions compuesta por Jorge y Miguel que firma nada menos que cuatro temas.
La fuerza y frescura del disco en su conjunto hizo que fuera todo un éxito con la banda triunfando allá por donde pasaba, pero una vez más algo venia a truncar las buenas expectativas de futuro y Oñate tuvo que dejar la banda poco después. Un duro golpe para todos que marco el fin de otra época. En el siguiente disco mantendrían el mismo estilo con otro cantante, aunque ya no sería lo mismo.