Cómo se nota que la experiencia y los años que pasan nos afectan a todos, para bien o para mal. En este caso, al grupo de Granada les ha sentado muy, pero que muy bien. Ya cuentan tres los álbumes a sus espaldas y con este último volvieron por la puerta grande. Tras dos años de espera sorprendieron con un nuevo disco en el que insertan un ligero cambio cromático con respecto a su anterior obra. Aquí la urgencia guitarrera y la parquedad esquemática da paso a un mayor y más amplio abanico de colores y a una inserción de nuevos elementos. Estos cambios son mejorables en algunos cortes; la pérdida de frescura, quizás por un exceso de reflexión, hace que el resultado final no fuese tan brillante como lo esperado, sin ser este un mal producto, para nada.
Trece temas componen su tercer álbum, "Cronolánea" (Universal, 2008) (mezcla de “cronología” y “miscelánea” que, según ellos, refleja el paso del tiempo y la mezcolanza de influencias). Trece temas no sólo cantados por Noni: Alejandro se suelta la coleta sin desmerecer la voz del cantante titular. "Cronolánea", producido por Ken Coomer y grabado por Charlie Brocco en Gismo 7 Studios (Motril), se mezcló en Nashville (Tennessee).
Como siempre, sobresalen los cortes con melodías que no se olvidan y estribillos pegadizos, como en "Copa para dos". Novedad: empezamos con un acertado tema instrumental. El primer single fue "Luces de neón", pegadiza al máximo; una de esas canciones que da igual cuántas veces la escuches, siempre te gusta. Y de este corte también encontramos "Luciérnagas y mariposas".
Escuchando atentamente las letras nos podemos dar cuenta de que esta vez han adoptado una temática mucho mas alegre, con canciones positivas, con rabia, de contenido amoroso. Muchos coincidirán conmigo en que su favorita es "Alta fidelidad", un hitazo en toda regla. De esas canciones que te vuelven loco y te hacen levantarte y saltar. Y esto aún siendo una canción muy simple, con tres acordes y ya está. La voz pasota de Alejandro le da ese toque macarrilla que personalmente tanto me encanta, recordando a los Supergrass más perturbados.
Han retomado la línea de melodías simples, agradables ambientes, hablan del amor desde el punto de vista del descorazonado -como en "La búsqueda del rol" o "Sin compasión"-; se despiden y se decepcionan en "Cúmulo de propósitos", aunque también se esperanzan en "El secreto mejor guardado" o "Un mundo por delante". "Saudade" destaca por la voz de Alejandro, cantando esta nana preciosa que escuchándola bajita en el mp3 parece te la esté susurrando en el oído. Esos coros angelicales perfectamente conseguidos y la ausencia de percusión la hace aún más dulce.
"Funcionará" es otra pieza delicadísima y muy notable, íntima en su comienzo. "Transiberiano" también es esperanzadora, pero esta vez para el mundo en sí. Esta última, desgraciadamente, es la típica que acaba aburriendo y que cuando empieza directamente pasas a la siguiente.
Este disco toca todos los tópicos de la humanidad, desde el existencialismo a la esperanza, pasando por las relaciones de pareja. Todo esto acompañado de una fantástica música y voces hechas a medida. Excepto en los cortes en los que, como he indicado anteriormente, el cambio estilístico no les sienta tan bien.