Tras la salida de Miguel Oñate comienza una dura búsqueda para sustituirle. Estaba claro que había que seguir con la misma fórmula que tanto éxito les estaba dando y encontrar un cantante de las mismas características. Esto no era nada fácil y tras muchos intentos decidieron llamar a un cantante que habían conocido en Mallorca cuando su grupo les hizo de teloneros, el grupo era Express y el cantante Ricardo Benítez al que empezaron a llamar Richi por la canción “Richie (estrella del rock). Richi naturalmente aceptó y se vino a vivir a Madrid. Su voz tenía un timbre parecido al de Miguel, fuerte aunque más sobria y quizás menos brillante pero se adaptaba perfectamente a los temas anteriores.
El disco, que empezaron a grabar enseguida, se realizó de nuevo en los estudios Trak bajo la dirección de Julio y se publicó en lo sello Snif. En este caso todas las composiciones son obra de Julio y Jorge, lo que no quita para que haya más diversidad de estilos que en los dos anteriores. En su conjunto es un disco menos duro, lo que quizás no gusto en un principio a sus seguidores de toda la vida, y también puede que de menor calidad, aunque manteniendo buen nivel.
Entre los temas potentes están el que abre, “No es solo amor”, “La segunda oportunidad” o “Corredor de fondo”, todos ellos bien cantados, con Richi perfectamente acoplado al resto de sus compañeros, o “Conexión Berlín” con argumento de película de espías.
Mención especial hay que hacer para la bellísima “Prisionera enmarcada”, imaginativa y poética canción de amores imposibles y que se convirtió con el tiempo en otro de los platos fuertes del grupo en directo.
Solo se publicó un single con “Halley”, en un estilo más cerca del pop que sus compañeras y algo más floja, aunque en la cara B encontramos “No es solo amor”, que supera con creces a su compañera de surco.
“Corredor de Fondo” no tuvo el mismo éxito de ventas que los dos anteriores con Miguel Oñate, aunque hay que achacarlo no al cambio de cantante, que cumple con creces, sino a las composiciones, menos frescas e inspiradas, y al estilo, que se suaviza un tanto. Con todo, sigue siendo una obra equilibrada y de calidad.
Pero una vez más llegan los imponderables, y Richi decide abandonar. No se acostumbra a vivir en Madrid y vuelve a Mallorca. Esta vez parece que, de verdad, el grupo se tambalea ante semejante golpe, y deciden suspender temporalmente sus actividades. No es el fin definitivo, pero si un punto y aparte muy importante.