Intentan repetir el aceptable trabajo del año anterior “Un Diablo en el Corazón” (Horus, 1993) que compaginaba un par medleys de temas ajenos con otras canciones de nuevo cuño, en general de escucha agradable. Pero segundas o terceras o cuartas partes nunca fueron buenas y aquí Los Diablos endilgan al oyente desprevenido hasta seis medleys con títulos sugerentes en el que juntan churras con merinas, casi todas ovejas de los 60 para rematar la faena con alguna nueva canción, que de novedad tienen poco.
Los medleys están hechos casi con criterios matemáticos. Cada uno tiene cuatro canciones con un total de poco más de cinco minutos de duración. Las canciones aparecen agrupadas con discutibles criterios temáticos.
Un álbum prescindible que recoge lo que el grupo solía hacer en la primera parte de sus directos. Las segundas partes estaban dedicadas a sus mayores éxitos de siempre, que eran un auténtico seguro de quedar bien cada noche.