Verdadero paso hacia adelante de Munlet en su búsqueda por el sonido que defina a la banda. Aunque con el trabajo anterior «EP3» (Screaminguy!, 2005), ya se adelantaban las coordenadas principales por las que discurriría la evolución desde las atmósferas etéreas y oscuras de las primeras entregas, es con «Clínica de Ruidos» (Transpop, 2007) con el que cristaliza todo el cambio.
Grabado íntegramente en su estudio casero El Cubo entre agosto de 2006 y julio de 2007, contó con la colaboración de Arturo Ibañez, guitarra de Nuevo Catecismo Católico para «Entre sombras» y «Mechanic«.
El cambio comienza desde la estética conferida al diseño de cubiertas y material interior, gestionado por Vasco Batista y Eduardo Infante, y con los personales dibujos de David Sánchez, que se alejan de las portadas hechas a mano con cartones y pinturas con los que se presentaban los primeros EP. En concreto, Eduardo era uno de los artistas que conformaban el colectivo Transpop, que les edita el disco. Munlet, en un esfuerzo pluridisciplinar, siempre ha estado bien conectado con la parte gráfica y visual con la que arropar sus trabajos. «Cañón» (Gaztelupeko Hotsak, 2010) y la colaboración con Pablo Fermín no es sino otro ejemplo.
En la portada aparece un dibujo del dúo en actitud androide de enchufe o recarga de batería, mientras que la hoja desplegable del CD muestra a Ina por un lado y a Anita por otro en su transformación de humano a zombie.
Son muchas precisamente las referencias en los títulos de las canciones a zombies, esqueletos, muerte, huesos o monstruos bicéfalos por un lado y a mecánicas, materia corpuscular y evasiones orbitales por otro. Monstruosidad y ciencia parecen ser las ofertas bipolares sobre las que se sustenta el contenido, en lo que a posibles significados se refiere, del álbum.
La propuesta de Munlet tiene mucho de una sabia convivencia de guitarras poderosas, la de Ina o la que aporta el invitado especial para la ocasión, Arturo, con muy buena electrónica. De esta última componente a uno se le ocurre pensar por momentos en la versión más oscura de El Aviador Dro, el proyecto paralelo Los Iniciados. Efluvios de este estilo son los que se aprecian en los hormigueos sinuosos de «Pensamiento orbital» o en momentos de «Monstruo bicéfalo«, uno de los hits (como dice Ina) o al menos canciones que mejor le han funcionado al grupo.
De su entronque con el pasado de la banda se recupera otro de los temas que más ayudaron a mostrar Munlet al exterior, «Entre sombras«.
«La familia esqueleto» tiene aire de los 80. Combina el espíritu que movía a Glutamato Ye-Yé, o los bajos de Alaska y los Pegamoides con las contundencias de Parálisis Permanente, Bauhaus o Killing Joke. Pero al final queda claro que no son nada de eso, son Munlet y su electrónica.
También sufre de angustias y siniestralidades «Marcapasos zombies«, que tuvo su correspondiente videoclip.
Algo de reposo, con frenazo algo brusco, ofrece «Clínica de ruidos«, el tema que da título al CD.
El disco se cierra con el guiño a la imposibilidad de incluir la versión que el grupo quería del tema de Nuevo Catecismo Católico «Noise!! noise!!» por cuestiones legales. El corte número doce es, efectivamente, «Nueva clínica de ruido«, pero no es más que una tapadera. Deja que el CD pare por sí solo, y hasta aquí puedo leer (que decía Mayra Gómez Kemp).
