Centro Dramático Nacional

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Tras la buena impresión causada por la demo y el EP, que el sello alicantino Musagre editó de forma conjunta en cinta de cassette, “EP y Demo” (Musagre, 2013), quedaba que Biznaga debutaran en un disco largo.

Destacan los temas de intensidad y suspense creciente, en el que las guitarras parecen marcar el camino a seguir delimitando el tobogán sensorial propuesto al oyente. «Fiebre», con la repetición constante del término que le da título, con una urgencia similar que suele encontrarse en canciones de Juventud Juché, se erige en algo como un pequeño himno.

Si bien hay varios momentos en los que se desarrolla el esquema perfilado en la mencionada demo y el EP, con esqueletos levantados con guitarras frenéticas y la voz de Álvaro exigida al máximo («Máquinas blandas»), se adivina un giro interesante a la hora de incluir fraseos o detalles propios del flamenco o folclore andaluz («Mala sangre», «Caja negra» o «Divina palabra»). Incluso, a veces, son simples giros o expresiones como en «Malldita mi estampa». El resultado es notable, logrando un encaje casi perfecto en la estructura de pop acelerado de los temas de estos elementos, en principio, ortogonales al tono general. La comparación que viene a la mente es de La Urss, de origen también malagueño y que, tras superar una primera etapa marcada por ramalazos a lo Dead Kennedys, han conseguido hacer de la mezcla del punk oscuro con ingredientes flamencos un sonido propio y característico.

El extremo de este tipo de maniobras lo alcanzan con «Los duelistas» para el que piden la ayuda de Joana Burgos (Obediencia, X-Prays, Turboesqueletos) en su versión de Juana Chicharro y las castañuelas de Mar Rojo.

Pero sería demasiado simple y probablemente equivocado hacer de estos detalles toda una etiqueta en la que aparezca el término flamenco o incluso cañí con la que reducir su sonido. La música de Biznaga tiene igualmente como núcleo principal mucho de composición casi británica de pop con entramado de guitarras que poco o nada tiene que ver con los añadidos (bien acertados por otro lado) intentados en este disco.

Para el título dijeron haberse inspirado, primero en el teatro existente en plena plaza de Lavapiés, donde vivían por entonces algunos de los componentes, y segundo del que entienden era el estado de pantomima nacional de aceptación de un malestar económico y social. La acidez o crítica de sus letras (quizás de forma más explícita en momentos como «Máquinas blandas» o «Caja negra») explicaría precisamente este aspecto..

El disco se grabó en los Estudios Tigruss de Gandía, mientras que Víctor Saldaña en los Janowski Studios se encarga de la masterización. La portada la confecciona Néstor Sevillano (Futuro Terror, Morenas), al igual que el libreto interior con las letras de las canciones y un collage de imágenes.

Es un debut de lo más interesante, con tonos oscuros reconocidos por la propia banda, pero que la velocidad de algunos pasajes disipa impidiendo su condensamiento. Sirve si no para lanzar definitivamente al grupo, sí como paso adelante fundamental, situándolos en una posición envidiable desde la que seguir creciendo. Algo que de hecho hicieron con cada trabajo posterior.

Grupo:

Integrantes, probablemente sin pretenderlo, de una generación...

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Tracklist:

  1. Divino fracaso
  2. Fiebre
  3. Mala sangre
  4. Máquinas blandas
  5. Las brigadas enfadadas
  6. Cul de sac
  7. Maldita mi estampa
  8. Caja negra
  9. Ciudad de la imagen
  10. Los duelistas

 

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