El primer disco de 091: la puesta en largo de la carrera de los granadinos. Un disco no demasiado ambicioso ni tampoco con las mejores composiciones de José Ignacio Lapido, pero en el que se ven los primeros tintes del camino que tomará 091 para futuras composiciones.
Tras haber publicado dos sencillos, «Fuego en Mi Oficina» (DRO, 1983) y «Lagrimas en el Paraíso» (DRO, 1984), y gracias al premio del Concurso de Rock de Alcazaba que consistía en grabar con DRO, publicaron el primer disco en 1984. El mismo fue grabado en noviembre de 1984 en los estudios TRAK de Madrid.
Las nueve canciones del LP fueron compuestas por José Ignacio Lapido y producidas por ellos, ya que DRO no puso los medios suficientes para la producción, una producción llevada con rapidez para grabar y montar el disco, debido en parte al fenómeno de La Movida de los 80. Las canciones son bastante inexpertas y primerizas, aunque sientan las bases de lo que serán los éxitos de 091.
Sonido rockero con algo de post-punk, por la similitud en las guitarras, y algunas melodías vocales como en «Arenas movedizas«. Pero lo suyo es el rock, el rock andaluz como el de TNT, grupo amigo y competidor de 091. Las letras de Lapido rozan la poesía, si es que no lo son directamente, con textos cargados de significado.
La canción que da nombre al disco, «Cementerio de automóviles«, es quizás la mejor de todas; fue la única que tocaron en el mítico álbum «Último Concierto» (Big Bang, 1996). La armónica con la que empieza, la voz de José Antonio García y los coros hacen de ella una de las mejores canciones de esta primera época de 091. También destaca «El hombre invisible«, probablemente la canción con más fuerza de todo el disco junto con «El desafío«, que tiene una de las mejores letras de las nueve canciones y una melodía muy adictiva.
Guitarras suaves, basadas en acordes melódicos, sin riffs pegajosos ni potentes, solo tranquilos. En algunas canciones caen en la monotonía, cosa que no pasa en sucesivas entregas, donde pulen los defectos de este primer largo hasta llegar a ese sonido que les caracterizará luego y que es un estandarte que les hace completamente reconocibles en cada canción.