Manolo parecía destinado a llenar las estanterías de viejas glorias fagocitadas por sus trémulos éxitos. Su anterior largo «Canciones Nuevas» (Warner, 2008) había pasado un poco desapercibido y el contexto económico-crítico general y sus particulares demonios aciagos no apuntalaban en la persistencia, que esta carrera de fondo que ha sido su obra, requería. El creador no tiene problema en reconocer la importancia de su familia en este despertar de la caída y muy especialmente su hermano Rafa Tena que es el productor del mismo. Como delicioso tentempié pudimos saborear ese feedback desde la plaza de toros de Las Ventas, prueba infalible no solo de lo apabullante del 92 sino de más atrás. Puestas así las cartas sobre la mesa, uno presagiaba un buen desenlace o al menos un maravilloso continuará…
«Casualidades» arroja luz y duende por los cuatro costados, su principal virtud radica en que no mira con recelo el irrepetible «Sangre Española» (Epic, 1992) el autor juega con sus armas de siempre sabiamente mezcladas y medidas: poeta, rocker, bolerista, crooner, experimentador, latino y humano… al fin y al cabo. El alquimista comete el acierto de depurarse, dejarse guiar, relegar ese atroz enemigo llamado perfeccionismo y lo que es más importante ambicionar, competir y de paso, y con paciencia y sin agobios, ganar.
Su corte homónimo «Casualidades» (Manolo Tena / Manolo Tena – Rafa Tena) entra con un punch muy gringo y con un estribillo cojonudo: «La vida pasa mientras tú haces un plan / que tal vez no sucederá / porque en esta lucha poco vale soñar / si no se dan al final / casualidades«, filosofía de bolsillo y un catéter de cuerdas y voces negras que hacen vibrar el pórtico del álbum.
«Cuando llegue Septiembre» (Manolo Tena), ¿es un sueño? ¡pellízquenme!, una joya que ha ido deambulando tantos años siempre arañando el acetato y finalmente escurriéndose; he aquí el poeta y una verdadera canción generacional. Dice el padre de la criatura que estaba pensando en las recuperaciones escolares a que se veía abocado en el mes de septiembre. No citaremos nada, solemnidad y herida, ponemos un sobresaliente.
En sus mini directos por los centros Fnac de toda España, Manolo hablaba de las pinceladas autobiográficas de este agradable tema «Opiniones de un Payaso» (Manolo Tena / Manolo Tena – Antonio Santos) que tan buenas vibraciones y atmósfera feliz derrama. Así reconocer las payasadas pasadas y futuras no es «en papel mojado» como dice la canción, demuestra valor e inteligencia y todavía más es necesario para seguir hacia delante.
«Princesa Azul» molaba pero todavía mejor es la ácida y sinuosa «La Verdad» (Antonio Molina Ramirez, Manolo Tena, Javier Lázaro Cadenas), otro de los pilares de este viaje sonoro, con esa instrumentación que tan bien viste o disfraza esas mentiras-verdades que jalonan de vida a medias nuestros sueños imposibles; es ese aroma sureño y árido, esos vientos cubanos, la añoranza asomada al olvido. Imprescindible.
«Rosario»(Rafa Tena – Manolo Tena / Rafa Tena), otro burrito bien parido, ¿nos vamos al Paraguay? Puro son, chévereee, buena fórmula si señor. Enteramente bailable a pasos juguetones y ágiles, una de esas historias indefinidas e indiferentes que tan buen papel nos hacen en el cocido del día a día. Denle pues.
«Colores» (Manolo Tena / Pablo Perea Pérez) una nueva colaboración de estos viejos amigos en un tema zigzagueante y ajustado a persistir en el hilo conductor del guión, aunque sin la excelencia y acierto de sus precedentes; es decir la mecha sigue pero la velocidad e intensidad bajan, un gozoso estribillo salva un poco el juego de las enumeraciones. ¡Ven! aquí ya no hay poesía.
«Pecado Mortal» (Manolo Tena / Antonio Santos – Manolo Tena) apunta iguales vicios pero con mejor resolución, quizá sea que emerge más castiza, más energizante… pero tampoco es memorable, obtenemos un grado mayor de chispazos, saltamos alocados y tal, pero quizá nos hemos vuelto muy sibaritas.
«La vida por delante» (Manolo Tena) vuelve a elevarnos y de qué manera, bolerazo con tintes melancólicos y por qué no marítimos, y todo aquello que huela a derrota portuaria o iniciática que también duele. «Es inútil luchar contra el olvido/ nunca en esta vida se acaba de aprender / a perder en el amor / y así vivir es una manera de morir / la eternidad«, ahí es nada, pragmática a hierro y celo, deliciosa y terrible.
Otro de los temas capitanes de la escuadra: «Es Mágico» (Manolo Tena – Rafa Tena), yo aún diría más, es catártico, ese regustillo rocker y eso karmas escuetos tan inflamables dan a este rumbo muy buena onda, madera de single y melodía de resurrección. ¡Chapeau! El trovador desliza ritmos guitarreros en su pizpireta «Alicia» (Manolo Tena / Rafa Tena – Manolo Tena), una recomposición algo fluorescente pero que dispara muy bien la dosis con sus socorridas metáforas y con un armazón musical que casa estupendo con sus sencillas pretensiones.
Reconozco que siempre abominé de este poema en cualquier sentida versión que se ofreciese pero «La Paloma (se equivocó)» (Manolo Tena) a golpe de percutir compases y samplear aquí y allá, ha conseguido que brinque con una lírica que siempre me pareció de relleno, una recreación muy original y muy valiente, te sacude. Sorprendentemente catalizadora. Tampoco sobra este bis de «La Vida por Delante (acústica)», dado que hay que remarcar aquello que puede prolongarse de punta a punta del cd y ésta le da la vuelta y la campana, los punteos de guitarras dejan a las claras descubrimientos dolorosos y esa prórroga irrenunciable. Hay que lucharla y por si acaso no se escucha volver a pincharlo.
En ese loor de entrevistas promocionales y que refuerza las ganas de comerse años de sequía, Manolo relata el brutal descarte de canciones entre las que nombra la intrigante y no menos ad hoc «Adicciones» y ese compendio gutural y rabiosamente moderno de musicar la poesía más in de la terreta. Todo suena a perseverancia y cosecha, por consiguiente pasamos de bucear en miserias personales o en su extensa discografía. Este disco no requiere citas, está muy bien parido y es de consumición compulsiva.