En 2008, tres años despues de «En Otro Tiempo, en Otro Lugar» (Pentatonia, 2005), Lapido publica su segundo disco con su propio sello, Pentatonia. Y la espera mereció la pena. «Cartografía» (Pentatonia, 2008) es otro gran disco, probablemente el que mejores arreglos y con mejor sonido tiene de toda su discografía en solitario y con 091.
«Cartografia» tiene un mayor número de canciones lentas comparado con trabajos anteriores, pero sigue siendo igual de intenso y emocionante, y continúa a un nivel insuperable en las letras. Músicalmente, hay una mayor presencia de teclados, y estilísticamente recuerda mas que nunca al folk rock americano, emparentado con músicos como Bob Dylan. También hay referencias directas a bandas como The Kinks, pero yo disfrutaré más con este disco que con cualquiera de las referencias: las letras, directas al corazón del hispanohablante, marcan de nuevo la diferencia, desafiando una y otra vez a todos aquellos que niegan que se pueden hacer grandes letras en castellano.
Aunque el disco empieza muy bien con el que fue primer single, «Cuando el ángel empieza a volver«, a mi se me encoje el alma por primera vez con «En el ángulo muerto». La canción perfecta para escuchar en esos momentos en que nos encontramos en soledad, pero en paz, en ese limbo en el que no hay nadie o somos ignorados, y nos parece perfecto.
Ya introducidos en este universo Lapido, resulta fácil dejarse acunar por las historias de «Fuera del mundo real», «Largo de contar» o «En mil pedazos», todas ellas de ritmo pausado pero sin dar tregua en cuanto a momentos memorables en unas letras más inspiradas que nunca. Aunque los más rockeros puedan sentirse un poco defraudados, yo creo que este disco está al nivel del anterior, y por lo tanto a la altura de las mejores composiciones de Lapido. No está mal para una carrera de casi 30 años hasta el momento.
Aunque lo que predominan son esos medios tiempos más llenos que nunca de letras entre lo real y lo imaginario y melodías adhesivas en su perfección, el disco no esta exento de guitarras agresivas y ritmos poderosos: ahí estan la excelente «Nunca se sabe» y sobre todo «El truco», trepidante de principio a fin.
Es este un disco melancólico, pero que a mi me deja muy buenas sensaciones al escucharlo. Con las dudas contínuas sobre la maldad y la bondad de las cosas, pero casi siempre con un poso de esperanza. Un ejemplo perfecto es «Nada malo», un tema que podría ser un éxito popular masivo si Lapido tuviera un mínimo de promoción. Una canción que comienza con frases como: «Pero el tiempo no tiene amigos, ni hace prisioneros al pasar, sólo deja al borde del camino, cadáveres para enterrar»; pero continúa con algo así: «Me doy por vencido, ya no hay vuelta atrás. Anochece y, en la oscuridad, empiezo a tenerlo claro, nada malo me puede pasar si amanezco a tu lado», no puede más que proporcionar buen rollo.