Trabajo de presentación de Carne apostando por la autogestión hasta casi sus últimas consecuencias. Grabaron en el cuartucho del centro social ocupado y autogestionado 15 Gatos de Granada donde ensayan y se encargaron ellos mismos de todas las cuestiones técnicas. Entre Jorge y Limón (los dos guitarristas) y un amigo de éste, Álex, despacharon grabaciones y mezclas, en un proceso artesanal pero cuidadoso. El resultado final, que iba a ser una maqueta en cinta de cassette, terminaría en formato de vinilo gracias al apoyo de Subterránea, una tienda de cómics de la capital granadina.
Es por ello que realmente sorprende la calidad de lo logrado. El disco está lleno de detalles propios del género, reverbs, puntos atmosféricos para las guitarras, batería con aires sintéticos.. resueltos de forma más que sobresaliente. No son ambientes etéreos y contemplativos los que prefieren en Carne, sino rabiosa intensidad. Quizá por ello la versión seleccionada para terminar el disco, centrándose en la vertiente de Siouxie & The Banshees más visceral, resulta acertada e ilustrativa de lo que se persigue.
Tras la intro que representa «Carne«, con cuña incluida y guiños probablemente a Décima Víctima, «El Último hombre en pie» pone la velocidad y garra que caracterizará el resto. Tienen por momentos algo de versión contenida, menos desquiciada, de Ultimo Resorte, de quienes a veces toman algún tema para sus directos, y algo del juego de voces y coros que practican Las Rodilleras.
Las guitarras de «La balsa de la locura«, de energía de punk rock intenso y reverberaciones siniestras, combinan acertadamente momentos de los 80 con texturas en las voces como para rebajar la tensión.
Algo en «Romper cosas«, probablemente la necesidad de acabar con lo presente para reconstruir desde las ruinas, rememora las maneras compositivas de La URSS.
Debut más que interesante de una banda a seguir, del que atrapa especialmente su electricidad irritante y claustrofóbica, como la del mejor after punk.