Cerrada la etapa en Oihuka, con este disco se estrena la firma con GOR, tras la que se encuentra un conocido de la banda, Mariano Goñi, responsable de Ohiuka en los tiempos gloriosos del sello. La grabación se realiza en Lorentzo Records. Además, la banda pasa a llamarse simplemente La Polla, tras someterse ésta, por fin, a la sentencia judicial con la que se resolvió la demanda interpuesta contra ellos, presumiblemente por un antiguo técnico de sonido. Tercera portada seguida con diseño en composición tipo collage. En este caso se juega con la burla de una conocida serie de remezclas de temas de cierto éxito. La cabeza del forzudo esculturista ha sido cambiada por la de un ternero. A pesar de los mencionados cambios, se mantienen los nombres de Jean Phocas como técnico de grabación y de Manolo Gil, que, junto a Ernesto Morillo, se encarga de la portada.
En alguna entrevista, el grupo manifestó haber grabado este disco con la intención de “comernos menos el coco” que con los dos últimos trabajos en Oihuka, elaborados en una época de “movidas sobre el grupo”. Contaron con la colaboración puntual de algún miembro de Kaos Etílico y Potato.
Los temas se siguen centrando en el poco futuro que cabe esperar en esta sociedad: cuestiones laborales, convivencia con vecinos, drogas, alienación de la población con la televisión, el futbol, la industria nuclear, la violencia contra el individuo, incluso en forma de torturas. En lo musical resulta algo menos duro que el anterior; se deja escuchar incluso mejor. Con arreglos menos metálicos, se decanta más a una línea de punk-rock acelerado, pero, en algunos casos, muy acelerado. La batería por ejemplo llega a alcanzar velocidades de vértigo, no registradas hasta entonces. Si bien no se les puede acusar de ir ablandándose con el paso de los años, esta aceleración del sonido hacia registros incluso hardcore desfigura un poco el estilo forjado por la banda. “Quinta criminal” podría ser un ejemplo. Otras veces son los coros los que parecen no funcionar (“Carne para la picadora”, “Tan sometido” o “La solución final”). No se sabe bien si se está escuchando a la Polla o algún otro combo liderado por Evaristo.
Como en muchos trabajos previos de la banda, hay violencia explícita en las letras de algunas canciones. “Quinta criminal” es un ejemplo extremo, ya que la canción trata de eso, de contrastar la violencia que sufre el individuo con la reacción de éste, que resulta ser la criminalizada. Sin embargo llaman la atención algunos pasajes, como los de “Si quieres trabajar” (“me estoy quemando y me quemo tanto… / nadie me ve y yo lo tiro al suelo y allí encogido / crisis… crisis, le doy al tipo su merecido”) o las consignas de exterminio desperdigadas en temas como “La solución final” (“La solución es una cámara de gas / sólo falta un detalle, quién tendría que entrar”) o los pensamientos dirigidos a quienes se benefician económicamente de la insegura industria nuclear en “Tan segura y nuclear” (“esta gentuza no tiene nombre / No merecen existir.”) a las que antes La Polla no había tenido que recurrir en manifestaciones de rabia anteriores. Por otro lado, el ritmo musical desquiciado mencionado antes no ayuda precisamente a calmar ánimos.
El disco comienza precisamente con “Carne para la picadora”, tema centrado en la droga. No es de descartar pues que el título pretenda unir a la connotación carnicero-charcutera de destripa personas, el aspecto de la jeringuilla. Es uno de los temas en los que más choca la novedad de los coros. Como por ejemplo ocurre también en “Tan sometido”, en el que la combinación de voces guarda un parecido inesperado a los propios Dúo Dinámico. El tema en concreto viene cargado sin embargo de punk-rock con mucho ritmo. Se podría entender además como una contrapartida irónica y más poderosa del de “Career oportunities” de los Clash. Eso sí, la repetición final hasta la extenuación de la necesidad de estudiar carga un poco.
Como segundo tema una crítica-parodia de la figura del Rey con “Envidia cochina”. La confrontación con los nuevos medios tecnológicos también tiene su cuota en el disco. Al alegato anti-televisión y publicidad de “Distorsión” (“Te creamos un problema y le damos la solución”) se añade “Incomunicado”, título irónico para un tema dedicado a cómo nos conectamos al ordenador en la era de las comunicaciones.
Uno de los momentos cumbre del disco puede que sea “Jodiana”. Una composición dura, con música incluso siniestra, aunque con giros a velocidad hardcore, donde la letra se grita por momentos a escupitajos (“Dime porqué no sacar la cabeza de tanta mediocridad / dime quien vive en el piso de arriba, pudiera ser la razón / parece que lo de menos quien causa tanto dolor / Y la verdad va descalza pidiendo para comer”). Interesante sin duda resulta, como otras, irreconocible como tema de La Polla. “Tan segura y natural” es otra muestra de buen punk–rock. Son las mejores guitarras del disco.
“La solución final”, que debe su título a las controvertidas frases sobre exterminio referidas antes, tiene intenciones de constituirse en himno. Musicalmente se acerca al rock callejero de Barricada. Pero resulta por el contrario de lo más flojo, con una letra con momentos muy bajos (“porque tú eres un rico, pero temes la oscuridad / Oscuridad que tu riqueza oscura suele provocar).
El disco termina con “Gol en el campo”, musicalmente uno de los momentos más acelerados. El futbol entendido como el opio del pueblo da la excusa para una letra que alcanza cotas muy altas de ingenio (“qué bonito es el fútbol para los que gobiernan / están pegando el palo sin partido de vuelta / Gol en el campo paz en la tierra / Justicia corrompida arbitra la contienda / patrón enloquecido despide libremente / y roban la pelota por la extrema derecha / atentos al remate que va directa a puerta”). No participa el grupo de la alegría o euforia que el deporte del balón despertó en bandas de la época como Tijuana in Blue.
En definitiva, un disco que destaca por lo intenso, pero en el que la banda, tal y como la conocemos, queda desnaturalizada, no se la reconoce.