La carrera en solitario de Najwa arranca en 2001 con este imperfecto álbum, que tiene momentos grandiosos y otros bastante olvidables. Aliada con el productor Raúl Santos, Najwa ofrece una colección de temas en los que se nota que hay un trabajo previo, estudiado, pero quizá la ejecución no es la adecuada, pues esta lleno de detalles que sobrecargan unas canciones que funcionarían por sí solas.
La introducción, «(Intro) wait for…» nos da la bienvenida de una manera áspera, cercana a lo industrial, haciendo un resumen en apenas un minuto de lo que será el resto del disco, que continúa con el primer single, «That cyclone», una canción de pop oscuro redonda, que confirma el saber de Najwa cuando se trata de temas simples con toques de trip hop, comenzando con un arpa y con guitarras eléctricas en el desarrollo. La alegría inicial va diluyéndose, sin llegar a decepcionar, básicamente por una producción algo pobre, que no acompaña a las grandes intenciones del álbum. Canciones tan arriesgadas como «New machine» quedan algo deslavazadas y desaprovechan la oportunidad de ser realmente vanguardistas y con potencial comercial.
También está presente un factor que ha perseguido a Najwa durante toda su carrera, el parecido que muchos han querido ver con la islandesa Björk y, que de ser cierto, se muestra sobre todo en este primer álbum, y más a nivel musical que vocal. Canciones como «This perfume» o «The sphinx» remiten a la época del «Post» (One Little Indian, 1995), mientras que otras más enrevesadas, como «Diamond animal», con los arreglos de cuerda, hacen pensar en «Homogenic» (One Little Indian, 1997).
Najwa deja espacio para el pop ambiental y casi para todos los públicos con estribillos tan potentes como el de «Following dolphins» o «My own shout», que certifican el saber hacer de la navarra en cuanto a melodías se refiere.
En conjunto, y con el tiempo, «Carefully» (Subterfuge, 2001) no es un mal disco, ni mucho menos, pero quizá no ha envejecido todo lo bien que debería, y es en gran parte por estar demasiado supeditado al momento, a intentar conseguir un sonido de su propia época sin tener en cuenta que los discos tienen que perdurar para ser tenidos en cuenta. Si a eso le sumamos unos recursos de producción algo justos, lo que quedan son las buenas intenciones, y las grandes canciones.